18.10.16

Dos hermanos

Tersa estepa la del verso:
muere para nacer en el invierno de un lector:
Sin embargo, todos aquí conocemos la mentira mayor,
la que se estampa contra la pared nocturna:

Mi desesperación es mayor que mi ingenio,
por lo que las palabras son simples mecanismos catárticos,
sin brújula alguna.
Y usted que lee se engaña pensando
 que ahora contempla un poema.

Un hermano

Si la casa de agua se cae del agua hacia el agua
el náufrago es la misma agua:
O quienes en ella se ahogan:
Y este pedazo de barro que se duerme en mi cama,
indefenso ante los vientos inextinguibles del dolor:
Tiene sueño y cabecea, con un cigarrillo en la boca me pide fuego:
Los ojos rojos tiene, como si el ocaso se le derramara del cerebro:
La boca agrietada tiene, como si los besos ausentes lo mordieran:
Las manos temblorosos tiene, como si tuviera miedo:
Pero digo que el agua y el barro se destruyen mutuamente en su pelo:
Sonríe y dice un chiste que no tiene gracia:
Simplemente está cansado, del agua, del barro, de mi poesía, del chiste y la gracia:
Sólo quiere dormir unas horas antes de ser consumido por el yugo de la realidad:
Y qué hago yo, náufrago de mi propia existencia:
Escribo esta basura inútil,
este ego concentrado en el cuerpo de una verdad blanca:
No puedo consolarlo, no puedo aliviar su carga:
Agacho ahora la cabeza, cansado o náufrago o agua,
y en su rostro dormido leo, en su piel blanca muerta leo:

No vuelvas a escribir este poema,
sólo prolongará
esto.