29.6.14

Salida de vapor

A decir verdad, estoy escribiendo sin escribir,
cortado por polaroids aceleradas de épocas borrachas:
cortado por la vena del río, por el humo de la carne,
zigzagueado por las cruces de las montañas y los carnavales fríos,
mirando una ventana que se me abre para adentro,
fumando un óxido que me sale de las uñas,
afirmando que todo es lo que consume a su paso:
Todo lo consumido es lo que era en reversa:
Hay una claridad que me arde en el sueño,
una musa congelada y abierta como un ojo,
un reptil sin cabeza con aros de estalactita,
una rueda de rabia que me come los dedos:
Hay esta casa que se me cae de la cabeza,
y hay letras que se juntan como lombrices,
hay perros chillando y niebla, trueno abandonado,
hay orificios de entrada sin salida, salida sin salida,
escape hacia tu cara rota,
a tu sangre:
Hay reyes de rodillas mascando coca, liberando libres,
esclavizando la idea y su imagen
en piedra o mármol, en óleo, en barro, y hay esta mentira
de reventarse los dedos contra lo blanco
y creer que es la carne,
creer que es lo que existe.

28.6.14

La estrella

"Soy una estrella en medio de una estampida, me retuerzo en dolores astrales y subterrenales, mareo el camino del dolor con dolor, levanto efigies de niebla que desaparecen al tacto del sol, reviento el sol con una lágrima, encamino a los fantasmas y los corono en altares de hiedra, socavo el hijo de las manos, corto su cordón umbilical con los dientes, lo rodeo con metal, acobardo a los árboles, les chupo el aire, los dejo secos, aprieto la línea del mundo entre los dientes y lo desangro, y la herida se abre como un río en caída paralela, y se desangra la verdad y la mentira engorda, y creo un círculo sin diámetro, un vergel estéril, lluevo sobre las vacas y las mujeres de las cortes, amo los dedos y las venas de las manos, lloro los basureros, lleno de humo la duda, lleno de duda el fuego, me descreo de a poco, la estrella está por dormir en la nada, se recuesta sobre el heno e incendia la tierra, y de a poco me apago."

20.6.14

Los juramentos

Juré que no moriría sin antes volver a amar:
Juré que resistiría el canto metálico de los gallos infinitos:
Juré que doblaría el sentido del invierno:
Pero mi corazón es débil, y se queda dormido a veces,
al costado de los desiertos y los mares:
No pasará de muchos abriles, no llorará
demasiadas lluvias:
Juré cerrar los ojos de Pandora, pasear su caja:
Juré tocar, solamente tocar, la tibieza del sol
si tan solo yaciera en mi cama:
Juré domar el corazón de la tormenta:
Juré morir por amor antes de morir:
Pero aquí me ve, lector,
escribiendo mi propia tumba,

cavando mi propio poema.

16.6.14

Feliz día

Feliz día al ausente. La gente cría cuervos todos los días,
los ven por el espejo retrovisor del alma, los alimentan con ira y heno
y a las doce de la noche los cuelgan para secarlos en las islas de la memoria:
 Pasan las plumas como horas, cortan, subyacen, someten, perfilan,
el cigarrillo contra el pecho de la luz, luz mortuoria, luz de ayer, luz de leche:
No hay caminos, hay huellas. En la niebla de la culpa todos se pierden.
Y yo sostengo este espejo, este filo, este fuego, que revela los ojos del sol:
 Soy pan y rabia, soy misa, soy gallo reventado, soy incendio consumido,
soy cenizas de cenizas, siglos de siglos:
Por la pared un agujero, y el ojo rueda al otro lado,
y vislumbra una ejecución sin verdugos,
piezas de ajedrez caídas en un charco de sangre, traición e inverso,
 amigo capado, amigo de noche, noche de aborto:
 Veo que las letras se están extendiendo como una marea, inevitables y absurdas, intrascendentes:
 Las dejo dormir en la orilla de mi hoja, pero el sueño lo abarca, la ausencia lo abarca,
y la página no puede quedar en blanco:
Soy el lobo de hierro, la rama quebrada, el rostro sin nombre:
Alzo las alas negras, de cuervo parido y golpeado, levanto vuelo sobre las horas,
desato las plumas en un torbellino de sombras:
Miro desde la altura a un hombre que camina y levanta la vista:
Quizás sea yo, saluda: Feliz día a ese nadie.

14.6.14

Noche posible

Es de noche y mi poesía es hueca, la oigo:
Poesía vacía:
Hasta el agua tiene algo que llenar:
Y los grados caen como anclas o tierra,
y la noche bajo la tierra siembra
su silencio de iglesia:
Verdean en los dedos pastos escarchados, rizos,
semillas de cuentos púrpuras:
Hijos del gato y la fábrica,
nos sumergimos en los charcos del sueño,
brotados como la niebla en los faros:
¿Llegaremos a ser mañana?
La noche lo sepulta:
Sólo papiros en espaldas de gigantes,
lo que fulgura es lo que se extingue:
Pues quien escribe en la oscuridad

debe primero saber apagarse.

11.6.14

Obús lírico

Escribo y es crear carne, tensar músculos, vaciar testículos:
Hora de jade sobre el paraíso, mano de hierro en el denso añil:
Amigo, amiga, rey pardo, envenenado por oro en la cena:
Cristo submarino que respira el agua para formarla:
Hilo de vino acre, vino insultado, derramado
del costado de la coral:
Frágil estatua bifronte, camino partido por la huella:
Soy reloj desterrado, una aguja en la armonía, una madre arrepentida:
Me rehago en el fulgor que deshace el contraste:
Furia de pampa, limbo nonato,
acabo deshaciéndome en lo deshecho,
y armo este obús lírico, voy hacia la detonación autora,
me inmolo en su lectura, lector,
y lo arrastro conmigo al blanco de esta página
donde el tiempo no es tiempo
sino pérdida de instinto
                     de raza
                     de trueno
                     de tigre
                     de tizne

                     de tiempo

Lo blanco

La página en blanco se va llenando de secreciones,
atrocidades y fábulas:
Me siento arrancado por el vacío albo, la cara sepultada
de la noche:
Hay grifos de agua rumiando en mis rincones, y duendes
con alma de mujer:
Lágrima que es riel y caballo, rueda que es lluvia,
belleza destripada sobre la mano:
Y el blanco de tus ojos, rojos como la carne violenta,
altos como la palabra acaso:
Miran alrededor, inquisidores, verdugos de la muerte,
giran como un arco tensado y me extravían:
Tus venas son las líneas de este poema,
tu espalda nívea una página vacía:
Pero es todo lo que tengo, tú, que lees en tu faro paralelo,
que agachas la bella cabeza como una gárgola triste,
que raspas con las uñas el tejido de mi sueño:
Hojas en blanco, no hay más nada:
Siquiera lo escrito es una nueva hoja,
pasada en claro por la suspensión de tu equilibrio:

La página en blanco se va vaciando de ti mientras te escribo.

10.6.14

Tercera editorial ingenua

Lo que implica el deseo como finalidad es la renuncia a uno mismo. Se pasa a ser el deseo, en un espejo, en un vórtice de espejos, donde somos lo que deseamos. Según uno de los siete principios de la alquimia "Todo es doble; todo tiene dos polos; todo su par de opuestos: los semejantes y los antagónicos son lo mismo; los opuestos son idénticos en naturaleza, pero diferentes en grado; los extremos se tocan; todas las verdades son semiverdades; todas las paradojas pueden reconciliarse". Así es como transmutamos en deseos nuestra existencia. Así sea paradójico el deseo en cuanto a nuestra persona: El amor no correspondido, el lugar de poder inalcanzable, la forma utópica de las cosas: Somos multiversos, una polaridad rota, cuando deseamos. Apenas la renuncia, la verdadera renuncia, sería suficiente para colmar el vacío del deseo. Pues eso es lo deseado, un agujero negro en nuestra existencia. Amar implica someterse, tener implica desvanecerse, poder implica multiplicarse. 
La subversión de nuestra existencia se da al conocer lo deseado: Vemos allí un monumento roto del gran sueño, una idea tergiversada, un absurdo de nuestra inconsciencia. Somos entonces la consecuencia del deseo: Una caja de ira o tristeza rodando por el camino de la impotencia. Si se renuncia, se toma cuerpo, lo tanto anhelado nos conforma, bajamos la cabeza ante el dueño. Si nos revelamos, existimos. El cuerpo es el nuestro, herido, inconforme, maldito. Y es la hora de hacerse cargo de que somos, y somos lo que no podemos desear.  

Los interfectos

La cruz en el pecho:
como un pájaro muerto:
El violín sobre la roca:
cabeceando en las termas:
La carta dada vuelta:
con las venas abiertas:
El viento arrastrado:
llevando una corona de flores:
La luz desnuda:
arrojándose del onceavo piso:
La sombra sin cuerpo
quieta en la sangre:
Estas son historias de suicidas, perros vacíos,
águilas sin carne:
Y yo me siento en este trono de tiempo

donde el único muerto es el tiempo.