21.6.16

La noche VIII

El árbol cae y es rey:
Nadie lo oye, y no existe:
Un rey sin existencia es un rey humano:
Caemos y nadie nos oye caer:
No existimos al caer: Existe la tierra que nos detiene:
Y somos la tierra, abierta como un ojo,
desfasada, agujerada por los matices de las circunstancias:
Lo posible es aquello que no da sombra:
Y en esa habitación vacía lo espero,
pues no hay luz posible:
El amor ha sido castrado por la fantasía:
Sin amor ni luz ni árbol,
espero inmóvil a la realidad para que me cuente todo:
Conozco de palmo a palmo la soledad, ahora,
sin sombra:
Solo y sin nombre:

La soledad es un hombre ciego en una habitación ciega.

13.6.16

La noche VI

Las fábricas no duermen, no duermen, miran
su propia boca abierta, boca de industria, agujero vacío:
Los obreros se mueren al regresar a casa,
luego de la comida revientan como una estrella en la soledad del espacio:
Y las mujeres los lloran, no por tristeza, sino por resistencia:
Y los hijos pierden la cabeza,
la ven rodar hacia el mundo exterior junto a su infancia:
Las zonas industriales suelen estar regadas de infancias perdidas,
llamadas a veces residuos tóxicos:
Por allí se pasea la muerte, adoptando hijos:
Aunque los pájaros embellecen de cuando en cuando el silencio,
son sólo eso, pájaros: Máquinas naturales siguiendo un patrón natural:
La belleza no reside ni en su canto ni en su plumaje,
sino en lo que rompen con el canto, lo que oscurecen con el plumaje:
Pero ningún poeta podrá comprender estas banalidades, jamás:
Insistirán en la belleza del mundo,
o harán alegorías espectaculares sobre lo mundano:
El lirismo y el obejitivismo son la misma moneda, sin caras:
La estructura preciosista y la caótica son gemelas:
¿Y entonces a qué vienen estas divisiones y estas diatribas?
A rellenar:
Como las fábricas rellenan con su propio vacío el vacío que son de noche
los poetas vienen a fabricar vacíos para rellenar la nada:

Lo que está después de la nada, sólo eso, merece ser contemplado en silencio,
hasta el olvido absoluto del lenguaje y su humanidad.

7.6.16

La noche IV

La muerte podría ser mi perfume, ¿sabe?
Pero no hablemos de ello, hablemos de la noche:
Este momento en el que tantos han escrito
desgracias y alegrías, soledades y compañías:
Nos vamos quedando sin descripciones para la noche,
las metáforas se acaban, aunque muchos hayan presumido que son infinitas:
¿La noche del solitario que tiene enfrente?
No es muy diferente a la de los demás, créame:
Pero sí tiene algunos matices, algunas aristas, algunos huecos
indefinidos:
Pero cansina sería la tarea de explicarlo con mera poesía:
Seamos informales, un poco:
Hoy, por ejemplo, no podía dormir porque al cerrar los ojos
veía los rostros de mis conocidos:
Pero no eran normales, se hinchaban y deformaban grotescamente,
irreconocibles, horrendos; sueños despiertos de alguien
al borde de la locura: Alguien que soñaba ser yo:
A pesar de ello dormí en algún momento, pero algo me despertó:
Dolor, quizás, un poco. Fiebre. Miedo. Soledad:
Estas cosas de las que me creo tan dueño y no son más que estados:
Estados de la razón, de la mente atormentada, del duelo de existir como uno solo:
Le dije que no había nada extraordinario en esta noche:
Ni siquiera la particularidad de que sea mía, mi noche, la hace diferente:
¿Y por qué escribe, dejando todo su lirismo, hablando banalidades?
Se preguntará:
Y mi respuesta es simple:
No tengo idea:
¿Esto no resume un poco la poesía? ¿Lo que día a día leemos?
Excusas y mentiras, trampas y laberintos de palabras:
¿Y para qué? ¿Para que una miserable desatienda mi necesidad de amor?
¿Para que un imbécil ignore mi llanto de desamor?
¿Para que los hijos sigan siendo los idiotas que llevarán el legado de la idiotez propia?
¿Para que el perro le ladre a la nada? ¿El gato se erice ante la nada?
Oh, quizás haya algo allí:
Una respuesta en una pregunta:
La nada:
Le hablé de la muerte, mi perfume, y de la nada, mi respuesta:
Lector, ¿Aún ignora la razón por la que escribo?
De ser el caso, déjeme darle una respuesta satisfactoria,
para dejarlo volver a su vida y a sus pasiones inútiles:

Escribo porque es de noche:

Recuérdelo, para que cuando su miseria lo canse de ser usted,
vuelva, agotado y viejo, a esta página, a esta conversación baladí,
y leyendo en voz baja, un poco ronca,
sea usted yo, mi carne y mi hueso,
y aplastado por la angustia y el pesado manto del silencio,
lea algo inútil
sólo porque es de noche.

3.6.16

La caída de Angus

De huesos bajo huesos, yace mi fertilidad invertida:
De dolor y camino, y llanos disecados y mares muertos:
Yo, que caído entre la mortalidad ordinaria,
directo del linaje de Angus, el triste,
busqué entre los músculos de la tierra toda
el amor y el sabor del amor: Y supe que todo beso es muerte:
Despojado de mi gloria, desnudo entre llamas ocres,
probé de una boca lo que ha de morir:
El amor, dijeron, era libre, y bello, y un sueño:
Y el romanticismo lo desolló y lo hizo carne:
Verbo: Amor: Humano: Nada:
Perdido por siempre en esta tierra donde ahora la lengua es pecado,
lleno de agujas y tiempo y algoritmos,
recuerdo al amor tambalearse en la cuerda del humanismo:
Y recuerdo a la boca húmeda que en un beso resumió a la humanidad entera:
Pero nada más:
Soy una conciencia plena y sola,
sin cuerpo que la contenga,
de tan libre sola:
Y unos números reducen lo lógico,
y me llaman Angus el viejo, Angus el loco, Angus el patético:
Porque en esta celda llamada mundo ya nadie recuerda al amor,
sólo yo,
vagando como viento, o polvo en el viento,
mirando las doradas manzanas y las plateadas manzanas hechas polvo,
mirando sin ojos el absoluto,
que ya nada recuerda,
sólo construye el presente continuamente:

Pronto seré parte de él, abismo sin humanidad,
y estaré en un mar de información y datos,
pero recordaré hasta el fin de mis días ese beso:
Oh, ironía de mi destino malogrado:
Recordaré hasta mis días sin fin el dolor de un beso.