27.9.14

Los nacidos

Veo con ojos cansados, rojos o grises o verdes,
llenos de agua, como una represa por romperse:
Hay vicios en las palabras que el silencio reclama,
pero nadie lo calla:
Aquí dentro, que es el afuera de la nada,
se derrama la sangre de la verdad con margaritas
y jazmines, y gatos circulares y micrófonos mudos:
La nada se regresa al otro lado,
y de este lado se la mira cruzar el muro
que hemos levantado con inocencia y barro y cemento:
Cuánto hay de posible en una idea. 
La ilusión, que refleja como estas palabras una voluntad, es frágil. 
Idea es ilusión. 
Ilusión es engaño.
 Engaño es vivir. 
Vivir es ser. 
Entonces o somos una idea o somos una posibilidad.
Leones de hierro se inclinan en nuestras puertas, 
donde el judío errante quema los cabellos de los niños:
Oh, pobres niños: 
Víctimas del sexo, de la sed de sangre de dos fantasmas, 
de dos sombras orgásmicas, de dos ríos sin cauce:
Somos la muerte, somos la vida y la muerte en nuestros hijos:
Quien da vida da muerte:
Pero siguen festejando afuera, en los circos violetas, 
los actos de condecoración a las musas, 
los misiles mágicos que salen de la boca del olvido:
Y hay hijos como flores e ideas y ojos estampados
en cada palabra orgullosa, 
como si al escribirla la palabra tomara el sentido de lo dicho, 
y no sabemos que la palabra nos ignora:
Veo, en este sueño de desiertos hambrientos y lluvias paralelas, 
vivir como si fuera cierto:
Y, apenas mencionados, apenas nombrados, 
todos los hombres son arrancados del significado de su carne:
La nada trepa el muro con paciencia
y con su pies ilumina, con otra luz, 
que apaga la luz que está de este lado del muro:
La oscuridad repite, sin otra opción, 
su disfraz de doncella:
Hombre que lee, escupa esta página y guarde silencio:
Quizá sea lo único que usted haya creado.

20.9.14

La palabra ha muerto

No hay en esta tierra palabra alguna:
Todas han escapado del hombre,
quien trata de domarla como a un caballo enfermo:
Toda poesía es un engaño, un reverso:
Está la prueba en los ojos de la tierra y estas dos palabras:
ojos, tierra,
¿Quién puede aferrarlas? ¿Dónde?
A la estación de tren van todos a despedirse,
llevan pañuelos con olor a tristeza
y panes y dulces:
Quieta sobre el andén se mueve la palabra,
pasándose alcohol en las cicatrices
que los clavos le dejaron:
Y el tren empieza su pérdida:
Se hunde en el fondo del sol muerto,
y la palabra deja en esta tierra maldita
solo su sombra:
Todos los poetas han muerto,
y lo que crece de sus tumbas
es la nostalgia de la palabra:
Y lo que sangra en las páginas blancas,
lo que las tiñe en estos días de fuego y barro
es sólo la ignorancia del silencio.

10.9.14

Los animales

Ah, clara sangre derramada de la luz,
eres la que yace como una hierba cortada
en la costilla del viento:
Tienes unos dientes de mármol,
unas uñas de feldespato, unos ojos de mortal:
Cuándo y dónde te alejaste de mi niebla,
esa que se comía el reposo del árbol y la ardilla:
Te arruinaste en aquelarres de invierno
y yaciste sobre la espada de un ángel:
Mundo que se contradice,
se produce, se niega, afirma y existe:
Cuando alguien pregunta por tu nombre,
alguien muere por tu nombre:
Reinas, clara sangre, por sobre las estepas
y su sol derrotado:
Reinas clara sobre la nada, quiebras,
sangre de tierra, algarrobo en éxtasis:
Clara como la nada sangras y estás muerta,
pero detrás del muro de los vivos me acompañas,
y la tinta que ahora se derrama
son nuestras sombras,
buscándose como animales
en los escombros de un poema.

9.9.14

De la nada

La cabeza contra la cruz/ la mano en el fuego
un piano vinculado/ una nota que sangra
ceniza y redención/ perros de hielo en el ojo
los ojos como dimensiones/ posibilidades
tus ojos como posibilidades en los míos
granero de luz/ perro silencioso/ luz de día
un paquete de cigarrillos en la boca quemada
mi boca quemada por la boca de tu sombra
collar del amo/ palo de cielo
el dolor en el centro del estómago
las náuseas del mundo
un asco que cae celeste y nos bendice/
el tren descarrilado/ el pueblo arrasado
un aullido marca la tarde como un fierro caliente/
cae el sol desangrado de rutina
en el ritual del desencuentro
tu cuerpo se desliza ya dolor/
tu cuerpo abierto para el mío
como una tumba en el centro del vacío.

Palabra y silencio

Tengo unos dedos que tiemblan demasiado, 
unas palabras que dudan demasiado de sí mismas:
Me miran desde su lugar y 
es como si me preguntaran qué es lo que trato de hacer con ellas, 
cuál es su propósito en esta página:
Jamás se rebelan, son obedientes, o al menos eso creo:
Pero a veces una le dice a la otra para ocupar su lugar, 
u otra se enamora de una coma, y,
con movimientos imperceptibles, 
se acercan y se destrozan, 
como los barcos y los amantes, 
y dejan de decir lo que yo había propuesto, 
y de repente una está embarazada, 
y otra, 
y empieza una reproducción frenética 
de palabras independientes, 
de madres imposibles, 
de colores y deseos,
de manada inminente, 
y me quedo con los dedos en el aire, 
temblando, 
callados, 
derrotados:
Allí abajo las palabras forman un silencio puro:
el silencio que no conoce la carne. 

6.9.14

7 de septiembre

Cada paso es un paso más hacia la muerte. Y esto es irreconciliable con la algarabía insensata de cumplir años. ¿Acaso nos alegramos de estar cada vez más cerca de desvanecernos? ¿O de saber que hemos evitado el final una vez más? ¿Es eso lo que nos recuerda cumplir años? Cumplimos días también, horas, minutos, segundos: Cumplimos una secuencia. Y esa secuencia es única e irrepetible, pero no necesaria. Al mundo le da lo mismo si estamos o no. A la gente que conocemos también. A los que amamos también. Simplemente estamos vinculados por el accidente del nacimiento. Si no hubiésemos nacido, estas personas que amamos y parecen imprescindibles, y para las cuales parecemos imprescindibles, hubieran hecho la misma vida. No somos especiales. Festejar la propia vida es el ejercicio más egocéntrico y petulante que cometemos. Ese día. Somos el día y las horas de ese día. Somos la rebeldía del clima. Somos las sonrisas y las palmadas en la espalda. Somos el amor y su sombra. Somos toda una familia. Somos todo. Y bajo ese engaño nos festejamos. Esa premisa de que ese día, por haber sido un accidente de la naturaleza humana, somos algo. Algo que significa, que soslaya, que late. La experiencia de cumplir años. Cumplir. Como una regla. Estamos cumpliendo un precepto. He cumplido con este año. Como esclavos que se enorgullecen por su tarea realizada. ¿Quisiera la muerte? Soy demasiado cobarde para responder eso. Para enfrentarla. Alguien que escribe es alguien que no tiene el valor de vivir sus ideales. Y aquí me abstraigo, porque faltan pocas horas para ser todo un año más. Doy un paso más hacia ella. Y tengo miedo. El estómago me duele. La espalda, los huesos duelen. Duele estar tan vivo que uno puede saberlo. Por eso, vivir es como caminar en el fuego y ser el fuego. No queda otra opción que seguir ardiendo hasta apagarse.

5.9.14

Puertas

¿Por qué están las puertas abiertas si nadie entra?
Ciclo de flores y mesías dados en sacrificio,
lágrimas de tiza, cerezos en la boca de tus ojos:
¿Por qué no pasas, ausencia mía?
Te miro y eres como una caja de zapatos vacía,
o una leona sin dientes:
Los años pasaron y con ellos pasamos nosotros,
pero permanecemos:
Porque la puerta está abierta, y es el tiempo quien la abre:
Nadie osa entrar a su morada, pero tampoco salir de ella:
Pero es el tiempo el que permanece y nosotros pasamos:
Campana de luna, tañe tu noche tres veces,
hermosa, tu blancura es la de los poemas que no se escriben:
¿Por qué abres la puerta, si no puedo pasar?
Acaso,
acaso en este cuento de hadas epilépticas,
las puertas de entrada sean de salida:
Por ello nadie entra ni sale,
simplemente se hacen estatuas en el umbral,
o cavan allí sus tumbas:
silbos que bajan de los cielos,
condenados sean todos:
¿Por qué están cerradas las puertas si nadie las abre?

2.9.14

El nacido

Soy el agua que se come al río,
voy rompiendo las estepas con dientes de hierro,
caigo sobre lo caído, lo levanto, lo desaparezco,
muerdo el lazo del pasado y lo rompo,
del futuro nace la muerte:
Voy criando tigres en la boca del amor,
voy cegando truenos en el estómago del viento,
sello la boca y abro la palabra,
y soy un laberinto de lombrices y hachas,
soy esta torre de espadas
que se corta a sí misma
y se reduce a cenizas:
Soy fuego que apaga la luz,
quiebro huesos de leones dorados,
as, fiebre, latido, sol, ocre, verdad:
Dios apoya su mano sobre la palabra
y se lastima:
Soy lo que ha nacido al exorcizar el silencio.