30.1.17

Y el sol era otro

"Ganes o pierdas, consigas proteger algo o no, las vidas no tienen sentido, por mucho que intentes endulzarlo, sólo quedan cadáveres y pecados. Pero vivir es lo único que queda al estar vivo. Así que mantengan junta su alma. Revuelvan su vida. ¡Sujetétense! ¡Escupan! ¡Arañen! ¡Muerdan! ¡Es mucho mejor ensuciarte mientras vives bajo tus propias creencias, que olvidarte de ti mismo y morir limpio!"


Sakata Gintoki


El joven mira un fuego encerrado que baila sobre la tumba de sus enemigos:
El fuego mira a un joven encerrado que llora sobre su propia tumba:
Un sol bajo la mirada de Marte:
Un río sobre los labios de la sangre:
Círculos de piedra y alquimia, laberintos de jazz y candombe:
Quieto el dolor entre simulacros de ausencia,
quieta la vida entre muros de viento:
Una vela extendida sin luz en la estampa del suspiro:
Nadie a quien recitar cuentos de magos y dragones,
porque de los cuentos han escapado las líneas mismas,
y esas líneas delimitan al mundo, 
le dan forma de rosa excelsa,
de feto gauchesco:

El color se revela desde el centro de la nueva tierra
y el joven mira un fuego encerrado que baila sobre la tumba de sus enemigos:
y el fuego mira a un joven encerrado que no puede llorar ni tiene tumba:

Sólo el fuego le pertenece. 







21.1.17

Desconocimiento de la materia

Soy un escritor muerto:
Un hijo muerto:
Un amigo muerto:
Un novio muerto:
Un padre muerto:
Una madre muerta:
Un hermano muerto:
Una hermana muerta:
Un tío muerto:
Una madrina muerta:
Un perro muerto:
Una estrella muerta:
Una idea muerta:
Un amor muerto:
Una esperanza muerta:
Una razón muerta:
Un dios muerto:
Un árbol muerto:

La materia no se crea ni se destruye,
sólo se transforma:
Soy el lenguaje que desconoce la materia:
El peso muerto de un soñador muerto,
que cava su salida de la tumba
en contra de la gravedad física,
siquiera lógica:
Soy la vida dada por el dolor de quien lee,
y la muerte dada por el dolor de quien escribe:
El agobio de todos los años
que muriendo creí vivir:

Soy un poema muerto.

18.1.17

Ravage

Lamento comprender tan tarde
que el ruido para algunos es música para otros:
A medida que pasan los años
estas preguntas van haciéndose corpóreas:
¿Te estás haciendo más fuerte
o el tiempo se está debilitando?
¿Eres más débil
o la marea ha subido?
¿Cuántos dedos has perdido
contando estrellas muertas?
¿Dónde se esconde la gran madre,
aquella cuya leche se ha agriado
por las respuestas que han mordido sus tetas?
¿Dónde fue el caballo cojo
al que le quitaron las anteojeras
y murió por no entender la libertad
en sus 32 grados de visión?
¿Lo que conocemos de corazón,
al carecer de los cinco sentidos,
es una esperanza vana?
¿Siempre fuimos lo que pensamos
mientras miramos a aquel
que llora en el espejo?
¿Alguna vez lloramos? ¿De verdad lloramos?
¿El reflejo es sólo una idea
o lo reflejado es la fantasía?
¿Cuántas preguntas debemos hacer
hasta poder abrir la pequeña puerta
por donde no pasa quien responde?
¿Entiendes las preguntas?
¿Lo que lees está escrito
o es esta una hoja en blanco
que llenaste con tus dudas? 

15.1.17

Ser y disonancia

 "Every blade of glass 
bears our mark (...)
And beauty there echoes
the speck of our souls."


Ryan O'Neal, Bad Blood


Recuerdas a tu padre hablando de su muerte:
Quebrándose en pequeñas lágrimas que te hacían su tierra de cosecha:
De qué, y no lo recuerdas:
Sin embargo, sabes que eres la semilla de una generación oscura,
de una dinastía condenada:

En medio del ruido moderno, tus muertos te distorsionan el alma:
Y entre la música de los hombres eres disonancia:
Una magistral obra que suena en algún bar en ruinas,
un error necesario en la frecuencia fundamental del orden,
inarmonía que no cesa de extenderse
hacia los horizontes donde la música no puede oírse siquiera.

2.1.17

El invierno viene como un grito

Escribo en círculos, existo en círculos:
Voy a donde quiera el mundo menos yo:
Afrento la verdad de la espada y el ahogamiento de la hojarasca:
A costa de mi hueso, me hago a un lado de mí:
Me observo desde la lágrima que se rompe
contra un suelo que se rompe
contra mi cuerpo que se rompe:
Preciosos metales entre las vértebras de mi boca,
duras piedras en el agua que sube del pecho:
Mis finales son incontables, como lo son mis inicios:
Los recuerdo a todos y a cada uno,
pasando leve la mano sobre la hierba de mi existencia:
Todo este valor que tienen los meses,
todo este brillo que tiene un segundo,
se detiene, todo, para verme regresando:
Donde duele la rosa, donde se cierra el vicio:

Nadie puede desarmar este invierno
que espera viniendo dulce entre penas
rumiando la muerte del tigre y la caída de la tierra.