16.12.18

Allegretto

-Ah, hola, existes.
-
-No, sólo te confundí con un triste cadáver
que merodeaba por el barrio a veces
pidiendo un segundo de amor.
-
-¿Qué sucedió con él?
Se fue, a las viejas tierras del Norte,
donde nadie pudiera escucharle llorar.
-
-No, no recuerdo su nombre.
Nadie en el pueblo lo recuerda.
-
-Pasa, claro. ¿Té? ¿Café? ¿Cerveza?
-
-Ha, supongo que no eres muy sediento.
-
-Sí, es verdad, la sed a veces puede calmarse con otras cosas.
 -
-No sé, ¿con qué?
-
-Suena un poco absurdo, pero supongo que podría.
¿De dónde dices que vienes?
-
-El Norte está muy lejos.
¿Por qué descendiste?
¿Por una palabra?
¿Un abrazo?
¿Una mirada?
¿Dios?
-
-No conocemos a nadie con ese nombre por aquí.
-
-¿Ya te vas? Pero si...
-
-Bien. Sí, el siguiente pueblo está por allí, subiendo esa colina.
-
-No, no es problema.
Gracias a ti, hace tiempo que no hablaba con nadie.
Suerte ahí afuera. Puedes regresar si quieres.
-
-Que estés a salvo.
















-Ah, hola. Existes.