25.1.22

Otra mañana y van...

 El primer poema de la mañana es denso

y silencioso como la noche que pasó:

todos los ojos siguen cerrados:

pero algunos se abren, rebeldes,

para tirarse por los balcones,

beber café o morirse entre las sábanas:


Yo, entumecido en mi terror:

la dureza de la luz que precede

la eterna tormenta que se cierne

sobre los restos mortales del hoy.