10.7.15

La teoría del espejo IV

Hoy escribo sin ganas de escribir, sufro de una tremenda abulia mental y física,
que no sé de dónde vienen, lo sospecho, mi mente está bastante quebrada,
es frágil como ese hielo que se forma con el rocío temprano,
y por nada se quiebra, y se sigue quebrando, y yo acá sigo forzándola
a pulir las letras, los poemas, las anécdotas, y la mente se rezaga, reniega de mí,
me hace pensar en la muerte, constante, persistente:
Quizá no sea lógico pensar en la muerte ya que es inevitable, ¿Por qué obsesionarse con algo que de todas formas no se puede detener? Sería más feliz estando obsesionado con otras cosas inevitables, como los terremotos,
o los maremotos, o la llegada de la primavera:
Pero es la muerte, del cuello me tiene como a su perro lazarillo, y yo la ayudo
a encontrar mejor el camino por el que tiene que ir, evitar las baldosas rotas de la vida, sus charcos, mirar a ambos lados de las direcciones de la existencia.
¿Y para qué escribo si no sé qué escribir ni siento deseos de hacerlo?
La respuesta es bastante fácil de distinguir:
Para contradecirme a mí mismo, contradecir mi existencia,
formar un espejo donde mi reflejo está vivo, desea la plenitud y las formas del mundo, no teme a la muerte, desea escribir y está lleno de inspiraciones:
Escribo un espejo donde el reflejo es mi contrario, y lo amo.

La mano se cansa, reflejo, viejo amigo, realidad donde deseo existir y no existo.

8.7.15

Oración neurótica

Mientras todos llevan de la mano a su sombra
yo me reduzco en paralelepípedos destinos,
ajeno de los perros literarios y las lágrimas del diablo:
diablo: Ad. Promesa de destrucción encarnada en la palabra, a menudo utilizada para abstraerse del infierno terrenal.
Infierno: S. M. Ausencia de capacidad crítica sobre la existencia.
Y cada día, mientras el mimbre riela sobre las fantasías de la comodidad,
reflejo el sobrio efecto de pensar,
ejercicio conductual de mi propia sangre,
y desmiembro algunas propiedades del viento:
Permitido en mí por no saber decir que no, existo:
Crezco como una marea vertical en el destino de la tormenta,
blanco de náuseas y cercado de mundo:

Tan ahogada la palabra en mí mismo, que escapa sobre las páginas en blanco,
desconociendo que esa blancura no es pureza sino instinto:
Palabra: S. F. Error del silencio.

Todos los que mataron a la poesía IV

A la pregunta de por qué el autor no concibe la poesía como literatura:

–La poesía es una fuerza que sostiene al mundo, se manifiesta como epifanía, error o máquina alucinatoria. La poesía es más que sus palabras, el canon o cualquiera de esas ideas que ajustan el vendaje de la putrefacción. Poesía: don y destino. El poeta, el poema, como las montañas o el mar es, apenas, miserias del universo. La literatura deviene oficio, plan, comercio y un montón de cosas tristes... Por esta videncia se me ha tratado, a lo largo del tiempo, de impostado, héroe, obispo, místico, ermitaño y halagos parecidos. Si encuentro algún poeta que merece ese nombre, por lo general, conversamos de otra cosa. De la poesía no se puede hablar porque es un acto espiritual. La literatura, por otra parte, es el reino de la opinión.
Escuchar al fantasma. Creer en la sombra. Donarse. Confiar en la demencia. Amar el error. Temer el éxito. Besar la cicatriz. Auxiliar al fuego. Sospechar la arrogancia de lo real. Soltar palabras para que las devore el animal del mundo y no tener piedad. Más intensidad que intención. Más emoción que sentimiento. Olvidar lo escrito y leído. No pensar. No corregir. Reconocer lo imposible. Hacer una casa en el viento que a todos quita y a nadie otorga. Vivir ahí.


Alejandro Schmidt