6.9.16

¿Otro 7 de Septiembre?

Día de lluvia. Negra. Suave como la melaza. Insabora como la existencia.
Pensé que no vería esta lluvia, que no la no-saborearía. Que no sentiría su golpeteo constante
en las chapas que cubren la tumba que llamo hogar.
Pero pasó la medianoche, y seguí sintiendo el agua, el humo del cigarrillo, la risa
de mi hermano:
La risa de mi hermano:
De haber sabido que esa risa atrofiaría todos los sentidos de la muerte,
que destaparía los oídos de las circunstancias, que
voltearía al mundo para que se viera cara a cara con la vida,
de haberlo sabido, hubiera vivido toda mi vida al revés,
esperando sólo (mientras los años pasaran tras los años,
como muros derrumbándose en contramano) ese momento,
ese momento en que la oclusión ambiental fuera acribillada por esa risa:
Nos salvamos en las palabras, por unos minutos. Literalmente.
Reconstruimos una vieja leyenda aborígen. Jugamos a ser chamanes.
Fuimos esos dos lejanos nenes que perseguían las sombras de los perros
mientras el tiempo derrocaba leyes y bellezas:
Es imposible transmitir las sensaciones con meras palabras, al menos,
no las sensaciones de ese momento.
Así como todos tienen un monumento mental donde alguna vez fueron felices,
yo lo erigí junto a mi hermano, para luego derribarlo y divertirnos entre los escombros
de nosotros mismos:
Riendo:
Y pensé en los caminos que tomaron forma de personas para permitirme llegar hasta allí:
Amiga Sandra, fuiste (sos) un pilar, un camino, un destino:
Sin vos no estaría acá, ni estaría escribiendo esto,
ni estaría riendo junto a mi hermano:
Sí, transparente como una hoja asustada, te nombro, te invoco,
te bautizo, te bendigo, te construyo, te sonrío:
¿Cómo te convertiste en la medianoche de mi insomnio?
Siendo, alargándote como una rama que se rebela contra el árbol
para acariciar la tierra toda:
Gracias por haberte hecho el camino donde mis pies se mueven sin miedo:

No puedo incluir lo que no siento al escribir:
Así que los no aludidos deberán esperar o ignorarme:
Esta noche, este yo, esto que soy,
es gracias a quienes nombro y a quienes callo,
pero el agradecimiento sólo puede nombrar aquello a lo que se debe:

30 veces yo:
30 veces otro:
30 veces mi sombra,
30 veces esta noche

por siempre.