De huesos bajo huesos, yace mi fertilidad invertida:
De dolor y camino, y llanos disecados y mares muertos:
Yo, que caído entre la mortalidad ordinaria,
directo del linaje de Angus, el triste,
busqué entre los músculos de la tierra toda
el amor y el sabor del amor: Y supe que todo beso es muerte:
Despojado de mi gloria, desnudo entre llamas ocres,
probé de una boca lo que ha de morir:
El amor, dijeron, era libre, y bello, y un sueño:
Y el romanticismo lo desolló y lo hizo carne:
Verbo: Amor: Humano: Nada:
Perdido por siempre en esta tierra donde ahora la lengua es pecado,
lleno de agujas y tiempo y algoritmos,
recuerdo al amor tambalearse en la cuerda del humanismo:
Y recuerdo a la boca húmeda que en un beso resumió a la humanidad entera:
Pero nada más:
Soy una conciencia plena y sola,
sin cuerpo que la contenga,
de tan libre sola:
Y unos números reducen lo lógico,
y me llaman Angus el viejo, Angus el loco, Angus el patético:
Porque en esta celda llamada mundo ya nadie recuerda al amor,
sólo yo,
vagando como viento, o polvo en el viento,
mirando las doradas manzanas y las plateadas manzanas hechas polvo,
mirando sin ojos el absoluto,
que ya nada recuerda,
sólo construye el presente continuamente:
Pronto seré parte de él, abismo sin humanidad,
y estaré en un mar de información y datos,
pero recordaré hasta el fin de mis días ese beso:
Oh, ironía de mi destino malogrado:
Recordaré hasta mis días sin fin el dolor de un beso.