29.11.16

Dios te salve, cómputo

Un minuto más tarde se pensaron muertos:
Vivos no podían ajustarse los huesos:
Asustados se perdieron el miedo:
Endiosados crearon las puertas:
Dos fallos en el sistema, dos fantasmas en la luz:
Dos rendidos sin guerra, dos polvos sin tierra:
Dos rimas en un poema objetivista, dos gatos en una caja:
Dos dos sin sumar, dos pies de distintas huellas:
¿Y quién los supo? ¿Quién los transplantó?
¿Quién les dijo que amar era estar lleno de distancia?
¿Quién nombró amor por sobre toda cosa viviente
mientras dos desconocían el verbo,
mientras dos no distinguían una sombra,
una sombra sola que venía de dos?

Un minuto más tarde alguien los escribió,
pero uno y uno sólo podían numerarse
en el dolor de ser dos.