27.3.17

El día que pasa

Las niñas derrapan cabellos en la cruz de tiza quemada en el suelo:
Y yo soy el día que pasa:
Blanca luz del cielo fertiliza como semen el rostro de la tierra:
Y yo soy el día que pasa:
Caballos sin alma se desjuntan la dentadura en remolinos de sangre:
Y yo soy el día que pasa:
Centinelas graban en piedra la palabra que abre toda puerta:
Y yo soy el día que pasa:
Túmulos reinan en la llanura disecada del reino de la muerte:
Y yo soy el día que pasa:
Perros abiertos por el hambre se posan en la línea del mediodía:
Y yo soy el día que pasa:
Rostros sin rostros untan su pan con el barro de la nostalgia:
Y yo soy el día que pasa:
Fieros machos palpitan en los músculos del reloj:
Y yo soy el día que pasa:
Hora que cambia de piel a la hora en que todo sol muere:
Y yo soy el día que pasa:
El mundo y su fiebre, la risa del arco, 
orugas insólitas sobre rojos labios, 
mayúsculas entre los vientos, 
dientes chirriando de familia y hogar, 
a la hora en que todos los hogares se cierran, 
luz de otoño y una lenta noche erigiendo su cara:
Tras los umbrales de los vivos,
el día una vez más, indiferente, se termina:
Y yo soy el día que pasa.