6.7.14

Las cabezas

¿Qué hacer con las cabezas? Cortarlas, separarlas, amansarlas, decir que van para allá o para acá, meterles colorantes, inflarlas con aire y cielo y tierra, inventos del mundo, del mundo amansado, no del otro, que habla un idioma que nadie entiende. Ponerlas en bandejas, vulgarmente, colgarlas en las vitrinas, hincharlas con neón, aplanarlas con el zapato lustrado, hincarlas en postes de luz, sacarle luz de la boca, de los ojos, meterlas en el microondas, comerlas. Preferentemente esto se hace con cabezas de niños, no muy avanzados de edad, quizá a los 3 o 4 años ya son descartables, se prefiere los que están frescos, en fila, acostados, con el cuello en la guillotina industrial, la grande: Luego seguir el procedimiento de siempre. Las cabezas ruedan en una luna infinita, en un ojo abismal, ojo rojo y azul, chocan como mundos en este círculo llamado momento, segundo, dios caminando, el tiempo: Abrir los ojos y erguir el cuerpo, tomar entre las manos la nueva cabeza, la salida de fábrica, mientras la propia se va rodando.