Lector, si usted es nada, atienda mis consejos:
Abra las puertas de sus espejos y deje entrar al reflejo,
luego relájese escuchando la ópera del trueno:
Mire alrededor y encuentre los jardines de sus cabellos
atados al círculo de las sombras:
Sobre las calles se derrama el semen del cielo,
amarillenta niebla olorosa que despierta a los muertos:
Hablan entre ellos, escuchará su rumor,
Newton se atragantó con la manzana, dicen,
está muerto: Su rostro es la gravedad de los días:
Yo soy la gravedad del tiempo:
Dígalo, cuando pase por el costado del almacén
que atiende una rosa sin espinas, una rosa existencial:
Se pregunta si herirá al sabio, muerto en la niebla,
habla también, lector, se ahoga de vida, retrocede en el viento:
Levante la tapa de los sesos y dibuje un sol,
y sepa que el sol es lo que se come la esperanza de la sombra,
que la esperanza de la sombra es la certeza del hombre,
que los grifos extintos no conocen el límite de la historia:
Todo es regreso a ninguna parte porque no hubo inicio:
Pregunte eso, desgarre la carne del sentido,
métase por los laberintos del fuego,
juegue con las cartas del tarot y gane en el ajedrez a Atenea:
Imperio sobre ruinas, idea sobre ocaso:
La noche se relaja al costado de un amante,
refleja el deseo de morir que tenías en ese puente,
y sin embargo te hizo regresar al muro donde el lamento es tu pañuelo:
Corra, en círculos no, que es eterno el infierno,
verticalmente hacia sí mismo y horizontal hacia el reflejo:
La teoría del tigre:
Depile las axilas del instante, consérvelo hermoso:
Adonis es un minuto o segundo, o es nada:
Usted es nada y aprende y se revuelca como un perro cuando la realidad lo llama:
Sobre todo, exístase, lector, disuelva su esencia en una copa,
derrame el sentido de las calderas y los relojes,
cómase todo el aserrín que el tiempo ha dejado como sobras:
Oiga el sonido de la noche:
Es un animal despierto, acecha, duerme, es un muerto y un santo,
es usted encerrado en su propia sangre, es el ídolo y el mártir,
es el taller de poesía donde se comieron las manos
pero se recolectaron los elogios:
Interrogue a la mesa ratona, al cenicero, a la ceniza, al diablo,
a todos esos segundos que le respondieron con arrugas:
Torture al espacio creado por la fuente de los profetas,
rómpale los dientes al universo, filosofe con la ausencia del mar,
agriete los cartílagos de las paredes, pierda el juego de dios,
enroscado como una serpiente herida sobre llanos pétreos
despierte el hambre del Calvario:
Pero vuelva al espejo, olvídelo, refleje la idea del destino:
Lector,
apenas sabrá decir
si ha existido antes de leer este poema:
Pero leído ahora yo existo.
Existo.
Ex.