quedan avisados los pocos que habiendo visto el abismo de mis palabras se siguen arrojando a él:
No acepten la esperanza, desesperen siempre, o serán condenados a una vida de ceguera y conformismo. La esperanza y la felicidad son los grandes males de este siglo: Las grandes prisiones:
Allí, allí donde el mundo te quiere, aleteando, moribundo: Su gran jaula sin límites.