3.4.16

Haber sido poeta

Solía ser un poeta feliz:
Escribía versos robados y versos ingenuos:
Escribía a otros, los desnudaba, los desollaba:
Con las tiras de su piel tejía versos llenos de lírica y sangre:
Escribía para no satisfacer, escribía para matarlos a todos:
Hilaba las palabras sin sensatez, con ira, con esperanza:
Mojaba los papeles o los prendía fuego o me los comía:
Y veía a mis dioses permanecer en las cenizas:
Doradas las uñas y los ojos vivos:
Solía escribir a otros para no ser yo:
Pero los años fueron implacables:
Me doblaron la espina dorsal y la inocencia:
Me empecé a escribir a mí:
A torcer la lógica de dolor, a olvidar bellos días sin intención:
Empecé a tener pretensiones, a desear la palabra:
Los dedos se me fracturaron sobre las páginas:
La cara se me cayó como una hoja:
Descubrí la falsedad de lo dicho:
Descubrí que sólo el silencio es puro:
Descubrí que la poesía era una tumba que me estaba cavando:
Y en la terrible medianoche de mi existencia
recordé la felicidad que había perdido
por empezar a conocerme.