4.3.14

Estados I

Malestar: Suben las arañas huevo, vomitando su telaraña líquida y ácida, suben por mi esófago, aprietan sin piedad la voluntad del corazón:
Emponzoñado. Inarticulado. Frío. Oloroso. Inhóspito. Soy el desierto del desierto:
Así me quedo, atalaya vertical, roca de agua, quebrado en paralelepípedos pensamientos, sarnoso, ojos en falso, rabia, con helechos en los dientes: Madreselva, orquídea, alga, pasto en los poros, y así, casi mortal,
me camuflo en el paisaje:
Soy de él lo ignorado, la vida que se evade en la contemplación eterna.

Pánico: Locomotoras en los dedos corriendo por rieles de sudor, glaciares de brea cayendo por la espalda:
Mas hay una serpiente enfebrecida, encerrada en un cubículo llamado cerebro:
Delira en la fiebre, con locura por muerte, chirría los dientes, grita basta a fantasmas de familia, se come, se escupe, se bifurca, se eterealiza:
Anida, el musgo que cubre las arterias, circula con el ruido de la caída, muerde y corre, corre como el veneno y yo lo sangro todo:
Finalmente llueven píldoras irisadas, un arco iris con final en el peso bruto de la realidad:
Oh, realidad, roca pétrea, dura, que ignora a quien sobre ella se sienta pensando en la muerte.