22.10.14

Monofásico

No ha habido más que un segundo sin mí, y todo se ha terminado.
Ahí están los billares llenos de putas y macromachos estériles, las luces de neón encendidas en los ojos de una ballena que busca
el amor entre las piernas de un dios ejecutado.
Cada segundo que ha sucedido en ese segundo es despreciable,
y soy un segundo en medio de esos infinitos segundos despreciables:
Soy lo olvidado por mis propias horas y mis propios días,
he nacido de una fuente de sangre para comerme la carne con sueños:
Estos segundos que todo lo contienen,
la verdad que es realidad en reversa:
la mentira: no existe pues no existe la verdad.
Globos hinchados de polvo de estrellas, reventados por el fuego,
recogidos del suelo por niños de ocre, por caballos de hambre:
Dorados los minutos de esos segundos,
y el tiempo se nace a sí mismo en reversa:
No hay horas sin minutos ni minutos sin segundos,
el más pequeño es el padre de todos.
No ha habido un segundo sin mí porque no ha habido un yo,
sino una idea de ese tiempo:
Lo perdido se reconoce cuando en el campo la batalla es silencio:
Ha habido una infeliz idea, una claridad, un golpe violento de consciencia humana:
¿Pero qué son todas estas cosas de las que hablo?
Segundos, segundos donde todo ha existido
y que yo he olvidado.