*El General
Barro viene a taparnos,
y en sus
estepas nos abrigamos con el cuero
de un tigre de
Ussuri que matamos con la tristeza:
Hay un odre,
también, que en días mejores llenamos
con kvas y
lágrimas borrachas de tanta soledad:
ahora bebemos con
la culpa del celo:
Debo decir que,
blanca, eres más precisa,
y te nutres de
la nieve prodigiosa que late en la albura de tu ojo:
*Bajo un rugido
del Cáucaso
vemos descender
toda la humanidad,
una avalancha
de huesos y relojes,
endurecidos de
tanto miedo:
Son ellos los
que supieron cuando el amor
debía volverse
una verdad y no belleza:
Lo pagaron con
silencio,
pues nada puede
nombrar a la hermosura.
*Nosotros, rotos,
querida, y así sucedemos:
Pero aún la
cercanía de la muerte nos despierta,
y esperamos
como cascajos de nuestra historia
a que ellos nos
ejecuten y nos entierren:
encontrados
como bestias en la tundra.