Hace unos años esta tierra estaba llena de girasoles;
sí señor, girasoles:
Mi padre solía juntar tantas semillas que debíamos ayudarlo a cargar
las bolsas:
A veces comíamos esas semillas,
a veces eran los pájaros los que se las llevaban:
No importaba, una cosa y la otra daban cierta felicidad:
A mi familia, por los atardeceres, le encantaba juntarse en el porche
de la vieja casa y observar la puesta del sol,
y muchas veces vi a mi hermana llorar ante tanta belleza:
Parecía como si la sangre del cielo se derramara sobre la tierra
para purificarla:
Eran rituales caseros, sin peligro de nada:
¿Sabe? No me había percatado de la importancia de esos campos hasta ahora,
ahora que han sido devastados, inutilizados, violados:
Ahora que lo nombra,
recuerdo durante esos rituales familiares
el batir de las alas de las aves que se preparaban para dejar el campo
con el buche lleno:
Eran como pequeñas manchas en el hierro del viento,
sus sombras se tornaba gigantescas y nos asustaban un poco,
pero las amábamos:
Dicen que ahora es imposible para nada ni nadie hacer sombra allí, ni acercarse,
pues la radiación lo ha consumido todo:
Las aves ya no tienen sombra, ¿sabe?
(llorando) Las aves ya no tienen sombra.
No vamos al futuro por gusto, sino por supervivencia:
Y creamos lo que nos perderá por capricho del presente:
Entonces, eso, lo creado, es el ser humano, porque el ser es lo que no puede desear, pero sus ilusiones le dictan el sermón matinal:
Existes y quieres, aceptas, corres, transpiras, sonríes,
comes fideos y chatarra, comes soles y lunas sin darte cuenta:
Pero el tiempo, arrebatado su trono por las manecillas de los relojes,
ha decidido arrasar con todo lo que conoces,
y darte el conocimiento del futuro, que es tu ignorancia presente:
La era del silencio se acerca,
la era del aire inflado de dolor,
la era de las tierras imposibles:
Conste su realidad en el rechazo sobre la idea de ser prescindible,
pelee desde allí,
hasta que llegue la hora de todos los hombres,
la hora del final de las ilusiones y la apertura a la realidad:
La hora que no se marca en los relojes.