A Wenceslao Maldonado, que en paz descanse
La muerte lo traga todo:
Como un tornado o un ahogo,
como un vórtice insondable,
lleva, evapora,
come con dientes de reina,
con boca de ausencia,
y yo mudo me veo morir en su vientre:
Te encuentro inmóvil ya eterno,
y corro contra el muro que todo lo calla,
pues allí mi lamento de animal
estampa este grito sin vida:
Tarde te busco en la casa del olvido,
abriendo puertas que ya no puedo cerrar.