12.3.16

La confusión

Son los hombres quienes confundidos
arrojan una lanza al torso del viento,
y de su cuerpo salta una sangre bíblica, infame:
No es el mundo la idea,
es el error de los hombres descompuestos:
Lo que estaba antes tensa el lomo
como una gran bestia circular
y nace del metal un rugido viejo:
Ellos se cubren los oídos con las manos,
pecadores todos supurando en la piel del otro:
¿Otro? Quién, vivo fuego:
Cansado de quemar certezas los equivoca:
Uno y otro no son ninguno,
exiliados de su ciencia por la muerte,
los hombres confundidos marchan en larga huida:
Dónde, les faltan las costillas:
Las mujeres, diosas soberanas,
abren las piernas, puertas a lo real,
 los guardan en sus úteros nuevamente:
Nacen a la inversa,
sin dudas ni verdades,
los hombres confundidos regresan:
a la nada o a la sangre.