18.2.17

Y perdimos el cielo

Por no mirarnos
las fuentes entre las cicatrices
perdimos el cielo:
Por arrebatarnos
entre la gloria y fuera del ayuno
perdimos el cielo:
Por golpear
al padre y a la madre
perdimos el cielo:
Por manipular
los intestinos del reloj
perdimos el cielo:
Por no llorar
las vidas que nacían
perdimos el cielo:
Por enterrar
los celos en las dagas
perdimos el cielo:
Por desangrar
al mar inocente
perdimos el cielo:
Por entender
que no somos
perdimos el cielo:
Por ti, Señor,
al entregarte
nuestra virgen conciencia,
al doblar el espinazo
ante los trigos de tu indiferencia,
al parir
los bastardos
que fecundaste en nuestros vientres,
al besar
tus sucios pies sangrantes,
al digerir
tu carne insulsa,
al proteger
tus dientes de topacio,
al encomendar
los hilos frágiles
de nuestra tapicería carnívora:
Por ti, Señor,
por siempre y para siempre,
Señor,
por querer mirarte
sin contemplarte,
Señor,
por arrancarte los dientes
con los panes de nuestra grasa,
por tu envidia, Señor,
por tu saliva y tu semen,
por la manzana y el testículo,
por el arpa y los huracanes,
por saberte inmundamente
eterno:
Te dimos las manos
entre espasmos, Señor,
y perdimos el cielo.