Si hay temblor es porque lo firme tiene miedo,
de los pies, de la tierra, de las hojas muertas,
de lo que se monta en él:
suelo de preguntas,
tiemblas porque te preguntamos,
porque volvemos a ti con cada pregunta,
y tu miedo no es más que la ausencia de la muerte,
nuestra presencia de sombra herida,
nuestros pedazos aquí y allá,
juntados sobre ti porque nadie supo
qué contestarnos.
Baja la lluvia, selvas rojas elevan el pecho,
y hay un grito profundo que nadie oye:
En lo profundo todo se ha perdido a sí mismo,
sólo por ir más adentro.