Cuántas sangres han pasado por esta
casa:
ahogados en las grietas de la
indiferencia
todos han huido, todos, sin sangre,
pálidos,
(hija de salvaje, lila, violeta, ahí
estás, huye)
El sur, contingente, se presta al
recuerdo,
caja torácica de la historia, sol
de piedra tallada,
(hijo de norteño, une las gavillas,
deja el trigo, ven)
Somos los recordados, el llanto de
la historia,
águilas como fucilazos, así bajamos
al recuerdo,
en la evocación misma nos formamos
como dioses de barro,
en los libros de la ira nos
escribimos con gritos y dientes,
en las rampantes estatuas somos las
fisuras infinitas:
(Y los que han huido, ¿Por qué huyen)
Saben que mejor es ser
del olvido, pues la sangre
recuerda sólo
a los que la han derramado.