Es el filo sobre mi garganta:
es la gárgola quieta en mi espina:
es el círculo de café sobre la sangre:
es Nínive ahogándose en el Tigris:
es el hambre del perro polvo:
es la huasca sobre el cielo:
es la llegada del hombre a su sombra:
es el cielo dormido sobre Judas:
es la biblioteca tísica en medio del tornado:
es inteligencia de la costumbre:
es instinto o su silencio:
Entre rudas maromas apretada,
es la palabra que infecta el vientre de la razón:
Y crece como luna rendida, quizá amada:
Llegada la hora del hombre y su comienzo, la decisión:
Al leer, yo soy parido, lector, por los ojos:
Mas al canto del gallo metálico, las cero de la nada,
cuando todo es silencio y yo soy el silencio,
este poema no existe, y yo soy el aborto de su conciencia, lector,
sombra solitaria que ignora la sombra de estas palabras:
alguien que no soy yo.