22.5.14
Otra editorial ingenua
Estos pequeños grupos de poetas que dogmatizan la palabra, que imponen al otro por agotamiento, jugando con la necesidad, el verbo correcto o las sílabas justas, que excluyen al herético cuyo rostro está borroneado por la idea circular de que la poesía debe pertenecer y no merodear desnuda. Este circo de domadores sin leones sino conejos, de payasos sin chistes, de magos calvos con la galera llena de clavos. Este universo en una línea, esta línea en una moneda: Pues hablo desde lo más negro del corazón, de la distancia que me borra entre los ilustres criadores de pinochos y lobos, de los pasajes lluviosos y cerrados, de la casa derrumbada sobre el poema: Pues hablo de los profetas que en su tierra son mendigos, pero reyes cuando el morral suena: Hablo del poema como fluido, del fluido literario, del rostro ganado en esta rueda: Hablo del libro y del poema, hablo de los derrotados y los impostores, de nosotros: Digo libro o poema, y hablo de merecerlo, y no de comprarlo.