¿Por qué me siento tan pálido
y de pronto, en un golpe de viento,
elevo la cabeza
para silenciar a los jardines?
¿Qué es lo que nos da tanta muerte
si los osarios se desdoblan
y los gallinazos caen
como lágrimas hacia el cielo?
¿Qué ocaso es este
que despierta tu belleza
y al iluminarte el sol
se levanta tu ausencia?
Son las cuatro, cuatro y algo de la
madrugada
y la noche no existe.