A Leila Ruiz
Tú
decides lo que es más importante:
Tu
papel en la obra o la obra en sí misma.
Leutece
I
Un hombre sobre un elefante recorre la noche
y su camino son sus pensamientos:
Las gruesas pisadas retumban en los
arquetipos, la calina:
Los ojos en sangre y la fábrica traquetean,
anunciando el latido del próximo amanecer:
Suda hombres, absorbe mujeres y niños,
verdes de ignorancia sobre la existencia:
alabados sean.
Son leones raudos los coches, son presas,
son destino:
El asfalto palpita y ennegrece, se dobla,
en él se abre la lluvia y la luz de las
marquesinas:
Avión o águila, la presa es la misma, mismas
las alas,
violencia de ladrillos, respuesta a los
vergeles:
Latencias, ondas de radio que crean hombres
del barro:
Marcha fúnebre o militar, rutina
ensordecedora,
el hombre bate sus alas para limpiarse la
verdad:
Somos incoloros a los ojos del tiempo:
Usted, es usted, lector, el hombre sobre el
elefante,
y el elefante es su tragedia.
II
Saber que la locura y la muerte son
enemigas,
se odian, pues una desmiente a la otra:
As i lay dying, cantó el
sureño,
el asesino de cuervos:
Yo soy esa muerte,
ese punto final
que nadie espera.
III
La soledad todo lo ha dicho:
El y ella se olvidan.
El mundo los recuerda a veces,
cuando hace eco el muro:
Porcelana y laberintos,
amor negro en las tazas:
Se ignoraron para encontrarse,
como oriente y occidente,
que confundidos
ocupan su lugar equivocado en el reverso del
mundo.
IV
Lector, la evoco:
¿Cómo no hacerlo, si todo lo atraviesa,
si quizá usted, lector, sea ella?
Barro su borrasca con tizne:
arrasa con el alba:
pierdo sus caminos con los ojos:
bifurca la mirada:
anulo sus faros en la memoria:
levanta soles en la escollera:
freno su sonido, que agrieta rostros:
impulsa la vejez en la música:
rompo las musas de sus tabernáculos:
erige arte en los mercados:
toso su suspiro de árbol:
planta nostalgia en la tierra.
Días de hollín y lamentos secos,
de besos sin sangre, de estaciones sin
huesos:
¿Cómo no reclamarla a la ausencia,
a todo lo ajeno a esta noche,
si quizá sea ella quien escribe esto,
lector?
V
No sé dónde estoy ni sé lo que fui:
No sé dónde fui ni sé lo que soy:
Los pájaros tragan ausencia
y caen a la tierra vacíos.
VI
Un mono sobre un negro:
Mi boca estalla de tabaco:
El humo la diosa y lo eterno:
La noche es una selva despierta.
VII
Mi barba acumula
27 años de mugre rabiosa, de sangre
paralela,
de amor en palanganas, orfandad sísmica,
polvos y cuchillos de polvo, ratas,
caricias como puertas en la carne,
llagas de esperanza, apoteosis de la
ruptura:
Panteón marino, presión del agua,
mi barba acumula la historia desangrada:
No pude encontrarme porque no me he perdido,
pero,
¿Cómo perderse
cuando no hay nada que encontrar?