Bajo por el útero del tiempo,
hacia las reversas estaciones,
la gruta del honor donde yacen consumidos
héroes:
Bajo hacia la piedra y su lomo,
ruedo en su espina y rasuro sus miembros:
Rueda hacia arriba, canto devorado, de pluma
muerta:
Bajo como el día al amanecer muerto,
que cae como el grito de Roma en fuego,
cayendo inversamente hacia lo inmortal:
Bajo por los bejucos del conciente,
lo mudo, la carcasa de diccionarios que
protegen
el equilibrio de las fronteras:
Bajo como el final, fuego recíproco,
agua recta, evolución de la noche:
Reviento en la caída sobre el último páramo,
allí donde sin paciencia espera usted
que el tiempo se frene y arranque las horas
de su cara:
Ha ido, lector, leyendo esto, de arriba
hacia abajo,
no sólo ha descendido su dedo o su mirada,
ha visto también mi descenso:
Pero, lector, déjeme hacerle una pregunta:
¿Cómo sabe usted que esto es un poema
y no una trampa?