Lector, ¿alguna vez ha tenido hambre y ha tratado de escribir?
No sé si podré explicárselo, quizá deba
hacer un ayuno de tres días, escribir algo en una servilleta,
sacar conclusiones, desesperarse, desconocerse:
Cuando uno escribe con hambre
escribe con los pies, los tendones fláccidos,
las manos se arrastran por el cuarto buscando migas,
mientras se escribe con los ojos,
que se beben sus propias lágrimas del hambre,
y la sombra se estira buscando frutas o carne,
mientras se escribe con la boca,
que se come los dientes de uno y la lengua,
mientras se escribe con el hambre,
que se come lo escrito y el sentido de la poesía:
Lector, quizá ahora lo entienda:
Usted es como el hambre.