13.2.15

Un poema que trata de una despedida pero no sabe qué significan las palabras y no es un poema al final sino una lágrima

Desde que te fuiste, hay un pedazo de música,
colgando como una res en la habitación llena de polvo:
A veces entro ahí para ver si estás durmiendo,
pero hay madera y cucarachas y un trozo mío que no sabe qué hacer:
Arreglé una computadora vieja para ver cosas que no importan,
pero como en un naufragio, quién sabe, quizá una botella,
al menos puedo seguir escribiendo, aunque eso sea lo mismo
que cavar mi tumba.
Papá sigue rebotando en las paredes, vas a entender lo que digo,
el perro está bien y tiene pulgas:
Yo veo si hay un agujero donde meterme, o una salida,
pero siempre me encuentro en un loop de tristeza y soledad:
La suerte no es excusa, tampoco lo es la locura,
por eso me dedico a deambular en este laberinto que yo he construido para mí mismo:
Podría dar razones, pero a quién le importan si son estatuas
donde las palomas del presente se cagan:
Como el minotauro de Borges, espero al que me libere,
pero estoy totalmente confundido: Teseo nunca existió,
era un reflejo creado por los deseos de la bestia miserable:
Así que escaparse, o mejor, hacerse cargo de ser no está en ningún lado:
Queda empujar lo que quede por empujar con lo que quede para empujar:
Pero he notado que el silencio sí hace el ejercicio de recordarte,
a veces, y como una bóveda se acomoda en mi pecho
para que tu nombre resuene:
No soy feliz, pero nunca he sido feliz:
El problema es ser cada vez más miserable. Deberían enseñar en la escuela
cómo no ser miserable. Ahora los números no me sirven, ni las letras,
ni los putos mapas para saber dónde queda Nassau.
Me ahogo frecuentemente con la poca comida que hay:
el colmo de la ironía. Poco a poco mi paranoia crece
y ahora al miedo de dormir o de subir al colectivo se le suma el de comer:
Todos los miedos el miedo, el Cortázar que nos gusta a ambos y no el
de la Rayuela que vendió tanto, o el de los aniversarios:
Las películas que me recomendabas, ahora me doy cuenta de que mi instinto artístico tenía su raíz en el tuyo, y viceversa:
Me molesta no saber qué música escuchar, ya que vos siempre me recomendabas algo nuevo:
Sólo repito lo mismo una y otra vez,
y es un poco la metáfora de mi existencia:
La idiotez metódica:
Desde que te fuiste hay agujeros hasta en los agujeros,
y la lluvia cae más fuerte, y el sol no calienta, incendia,
y la tristeza no entristece, desvanece, y el amor no enamora,
duele:
Éramos tan parecidos que siempre estás vos escribiendo estas cosas,
y yo me miro desde la ausencia:
Eramos tan parecidos que me pregunto si vos te fuiste o en realidad me fui yo,
abandonándome a mí mismo en el fondo de estas palabras vacías.