Hay fuera de mi
casa un cerco
que me encierra
en mi casa y aleja al mundo:
Yo me la paso
jugando en el piso frío,
que es como de
luna muerta.
A veces abro
las ventanas y cierro los ojos:
Hay soles y
caballos y locos
como ofrenda en
las esquinas y
en las grietas
paralelas:
No esperan
nada, nada saben,
como yo
esperando en la casa,
comiéndome la
soledad y la madera:
Pero a veces me canso
y traspaso el cerco
y entonces es mi casa la alejada
y yo estoy encerrado en el mundo.