Resonando, onda infame sobre blanca
espuma,
alto, tan alto que sacó árboles del
cielo,
todo sumido en una gota, espuria
forma del todo,
y la lluvia criando cabezas en el
vapor:
temblaba el ala y temblaba ella, el
nacimiento,
la sirena del fuego sobrevolando
las calles,
alarmada ciudad por un grito de
madre:
Había muertos en las fotos y ríos
de viento,
nosotros, todos y cada uno,
agachábamos la cabeza:
Bajo el grito
nacía lo desconocido,
nacía lo innombrable:
Nosotros éramos hechos de
conocimiento,
éramos la época, su razón, su
ciencia y cultura:
En una gran pira, al centro de la
ciudad, cerca del corazón,
se quemó a la madre del bastardo
por inédita:
El grito final les recordó a todos
al del parto,
y ahora estaban seguros de que en
el fuego
había nacido una segunda muerte:
La conciencia sería una brasa
de un incendio que hasta ayer
apagaba el instinto.