No hay aire,
hay agitación y soles negros,
un tacto solo,
de ida y vuelta al mismo sitio,
de cardos en
los dedos y sangre en el muslo,
besos como
martillazos, caricias como carácter,
no, no hay
aire:
Y sabe el mar a
tierra, y sabe la tierra a llanto,
y ella
inclinada sobre las fajinas suda belleza,
y ese sudor
abre otro cielo y otra muerte posible,
decisión y
consecuencia, ir a ese o al otro,
comer esta
manzana o arrancarse la cáscara,
ser manzana y
fruto del sudor excelso,
ser nada:
pero no, no hay
aire:
Y doblado sobre
las letras las ato con mi lengua,
para que sean,
pero se
resisten siempre,
y esto no es
poema en mí,
es cuando
usted, lector, lo comprende,
y se da cuenta
de que es tan insignificante
que falta,
siempre falta esa palabra:
no, no hay
aire.