Acaso conozco la desgracia de ser,
solo que ignorada la presencia el olvido ha hecho un vórtice:
Si es innombrable mi nombre lo soy yo también:
Pero entonces,
quién derrama sobre el estante de mi ojo
el churdón y la lágrima:
A las serbas sobre la palma de oro desprecia
toda boca reparada con légamo y abandono:
los marbetes pegados a la existencia son heréticos:
Hulla y furia tragan en las minas:
lo que los dioses han rechazado
reposa en el espacio que abandona cada palabra.