14.9.13

Sobre algunas noches

El celo de la noche me acaricia a veces,
se mete en la boca, sabe a corcho, a cisne triste:
se mete por los oídos, es la voz de un griego bajo la tierra:
se mete en la piel, duele como el agua cuando está vacía:
se abre en los ojos:
se ve como la carretera que conduce a las ciénagas:
el rodal  afiebrado que de cuando en cuando
saluda con estrechez entre tu cara de bosque absoluto,
único signo que recuerda cuán sola es la noche
cuando te duermes en los collados:
            amarrada a las estrellas de tus ojos ya lunas.