"Siempre me decían que yo era una
persona maravillosa. Alguien bueno. Alguien que merecía siempre algo más. ¿Por
qué, entonces, me quedé para siempre solo?"
Nota de un paciente del asilo Longue-Pointe, días antes del incendio
Ardía. Todo:
el agua quemada, los árboles en guerra,
animales pletóricos de fuego,
ídolos de escayola sobre las rodillas abiertas,
la cara de los zares con una flor muerta en la boca,
en las tapias y sobre la arcilla,
el desierto buscándose en el espejismo
(como yo cuando miraba el reloj y aún la amaba):
Todo ardía, pero ella trajo paz a la tierra:
ella, la que rompió poemas de inmortales
y dejó a todos con un cirio en las manos:
Ella trajo el cielo a la tierra que ardía:
pero yo ya estaba bajo la tierra,
amando sin amor el fuego entre el fuego.