14.10.13

Los lados del muro

A esa pared le hablé, a cada uno de sus ladrillos,
a las arañas recogidas sobre sí mismas en opacidades mínimas:
Era imposible no tocarla,
y la acaricié incluso mientras lloraba su rostro:
taracea que respiraba sin oler mi miedo.
La que fue hermosa y ya no lo es,
pero de su hermosura me queda apenas la palabra,
y la describo como a una greca en ese muro:
vivir por ella sujetado a la tierra
para no matarme contra el cielo:
fue todo de la nada y era ella y menos yo:
vivir, aunque no fuera más que a pesar mío:
Hasta que saltó la pared,
un día henchido de viento, harta de tanto sur,
sólo por ser libre de mí y mi tristeza.
          
           Y a la pared le dejé todas mis verdades,
pero solo de las mentiras hizo un muro,
y tras él me esperaría siempre un mismo rostro desconocido:
la hermosura solo sería en las palabras,

y mi lamento estaría siempre en el otro lado.