Lo que cansa no es la angustia o la desgracia:
Vamos, pasan los trenes con becerras inmoladas dentro,
asordan el paso transeúnte que persigue toda felicidad:
Es esta la fatiga del cielo y los hombres,
el desconocimiento de sí mismos solo les da voluntad:
Bajo terrazas cíclicas y eternos milos
se teje la bravura como se teje un pulóver
o una cesta de mimbre si se fractura el ojo en el recuerdo:
Pero es la ejecución de inocentes a la hora del almuerzo:
Asistiremos a compadecerlos por última vez,
porque de ahora en más serán ellos los que cesen su búsqueda.
Nosotros ocuparemos la vacante que dejaron vacía,
pues la felicidad es peligrosa si nadie la busca.