Estas
noches como ninguna noche, todas, cada noche;
una
hoja monta el viento, todas las hojas, ninguna hoja;
vibra
la carne; es el frío clavado en los dedos, en las uñas,
que
arañan sobre el nácar su rostro de jaspe infiel;
esta
noche como sus ojos, pozos llenos, con aire gritando desde el nervio;
estos
dedos como los suyos, rieles impuros, con motores de suspiros
machacando
sus caminos de ciruela.
Esta
boca como su lengua; tumba de la saliva con sabor a fuego:
Esta
noche como su cama;
dominio
flagelado que recorro cuando se cierran todas las pieles;
como
el infinito pidiendo una más: solo una noche.