24.7.13

Los hombres hermosos

Míralos, tendidos sobre sus heridas,
lisonjeando cadáveres de perros;
se seducen a sí mismos con horror y locura,
del espejo vuelven a donde no se vieron,
a donde lloraron mientras su espina se rompía
bajo los ladrillos.
Míralos, que no pueden verte:
Vuelan sobre la vagina lunar,
rayan sobre bajeles pútridos,
desquician el puterío de las palabras,
insultan al águila de hierro.
Míralos, son los hombres hermosos:
Sobre sus pieles se extiende la fiebre de toda una era perdida,
sobre sus cabezas estalla la rabia de siglos violados,
sobre sus hombros descansa la sangre de las semillas fusiladas,
en su pecho late el amor arrancado por dioses infieles.
Son ellos, los hombres hermosos, míralos, míralos siempre:
su memoria está ciega, no pueden verte,
y lloran su lechosa memoria sobre los osarios y las trincheras:
oh, hermosura de tierra, de aljibe tronando.

Sólo se preguntan, en días de pájaros opacos,

 en qué momento los olvidaste.