A Margarita Sánchez
Al encuentro de tu piel, morena de tierra y sudor,
Al encuentro de tu piel, morena de tierra y sudor,
de
sol y llanto embriagada, viaja mi tristeza,
con
un paraguas en una mano y un mito en la otra.
El
rocío se desdobla sobre el guajal de un invierno separado,
y
estarás cubriendo tus pies
con
la panza tibia de un gato sabio,
y
tus cabellos profundos estarán dominando
a
las estrellas ciegas que clavan sus perdidas lanzas al celo de las nubes.
Mis
viajes son complicados, dijiste,
pues
de la vigilia al espejismo solo distingo mis manos que buscan,
y
creo ir lejos cuando voy cerca.
Qué
tan irreal eres.
Los
que no han sabido explicarte
sucumbieron
a la explosión de tu saliva,
tus
átomos son creadores cuando despierta la sangre;
Kara;
separas
o unes. Como quieres.
Cércanos.
Exílianos. Trilla nuestros huesos de oligisto.
Y
en la palabra avanzo.
Desencuentra
la piel que te ciñe,
para
que yo puede mirarla en cada letra,
encontrarla
en todas partes,
olerla,
seguirla,
como
a migajas que me guían hacia el fuego.