Te
recorro como una estampida
buscando
mis ojos, te hiervo
en
una olla perdida que han olvidado los peregrinos
que
desandan mi memoria:
estacado
en la nostalgia de una sentencia te busco.
Encuentras
en mi búsqueda la tuya
y
cuelgas las pestañas en la espina de mi sonrisa
Flechería
que oscurece al pueblo:
apagón
de los sentidos bajo los dientes.
Cae
mi brújula en el laberinto de tus manos.