A Alan Rusch
"(...) mi hermano despierto
mientras yo dormía, mi hermano mostrándome detrás de la noche su estrella
elegida."
Julio Cortázar
A
mi lado el negro fuego prende la tristeza en las lumbreras, y ladeo la cabeza
melancólica para observarte, mientras despejas el polvo del armonio y me
traduces una melodía.
Remueves
el órgano, y se lava el musgo que con celo cubría el árbol de mi pelo.
Tomas
el helicón, y socavas la tierra que se ha estancado en el novilunio.
Rasgas
el arpa; un demonio abandona el nido que ha hecho de primavera.
Besas
el oboe, y mujeres de aladas cabezas echan miel sobre el dolor de los yunques.
Tiemblas
el arco de violín, y los pasos que no te respetaron ahuecan sus bocas sobre tus
huellas.
Revientas
el bajo: de la escarcha nace el herbaje, y en tus tormentas llueven tigres.
Muerdes
el piano, y en una ilusión de pájaros se fragmenta el sueño que en un reflejo
te vio llorar.
Ojeas
el tambor, y los mendrugos que partieron tus dientes elevan ahora las manos
para abrigarte con ópalo y aguamarina.
Desnudas
la guitarra, y las bemoles arrojan el oro de sus morrales para cubrir el camino
por el que tus pies pasan.
Tu
caricia destierra las estaciones eternas, hace pan del viento, abre sonrisas en
la carne del limbo, obliga a arquear el cabello de dioses cabizbajos:
En
el concierto del mundo eres el trueno.
Y
cuando la orquesta de tus ojos descanse, da la vuelta y recoge las brasas de
tus manos: Yo te espero siempre junto a mi hoguera estéril, hermano.