31.12.14

La costilla del dios

Los círculos corren horizontalmente
los dedos de la luna, roja de sangre, albacea pérfida:
De las costillas de Dante ha nacido una hembra:
Es inútil y sin embargo, ponzoña de belleza
los jacos y las riestras y los girasoles y las rosas
que le caen como agua por los suspiros:
Es triste, pero hermosa aún permanece:
Los años, dice revoleando la blanca mano,
somos nosotros, esta carne que se estira y arruga,
que cae con la gravedad que el tiempo doma:
Somos nosotros que sin pasar pasamos,
porque estamos hechos de palabras,
y ese es el único pecado de la humanidad:
Cae una copa, derrama vino sobre la saya de percal,
mancha que le desvirga la tristeza:
Hombres corren por las mesas para atraparla,
pero es pájaro e ignora todas las leyes del amor:
Desvanecida, quizá muerta,
todos la lloran:
A la hora de la misa no hay dios que detenga los relojes:
Los ojos transpirados esperan pacientes
la fiebre de la nueva vida:
Y algo revienta, sol o vacío, tigre o trueno,
rebalsa los relojes, los acelera y los detiene, los ignora:
Otro número se marca en la matemática de los vergeles:
Feliz año nuevo, un hombre atreve gritar:
Mas todos los presentes recuerdan a la noble de ojos de agua:
Una mancha de vino, y ella ha volado o muerto,
toda su belleza desparramada por siempre en la memoria de los animales:
¿Cómo sonreír por un año que llega
cuando el anterior no se ha ido?
No hay año, ni hombre, ni tiempo.
Callejón abajo alguien la ha encontrado:
-Dice tener todas las respuestas
-Es ella o el diablo. A la hoguera.
-Miel era su cabello, trigo por trigo morían los corazones.
-Está allá abajo, nos espera con las respuestas.
-Se ha quedado para siempre detrás de todos.
-¡Pero tiene todas las respuestas!
-Claro, si es una prostituta ahora.
-Verdad es su nombre.

Año nuevo, de tus costillas salen palabras,
y estas te han parido. Incesto.
-Crucifiquen a este nuevo Fénix-, fue la última orden de Luperca. 

15.12.14

El regreso a la rosa de los años imposibles

En tus cabellos sobrevive aún la raíz
de los reyes que vieron la espada y abiertos morrales,
teas negras en las bocas de los amantes:
Bocas como cavernas de lo imposible:
Esas hebras de druídica belleza, hierba santa:
Yo, que en mis segundos de hombre te toqué,
y sobre esos filos negros desangré la verdad,
reclamo, parado sobre los tablones del patíbulo,
la carne de tu recuerdo:
He visto abrirse todo, cerrarse, llamarse y olerse,
mas corceles de la tempestad nos robaron la cara del día:
Y vuelvo, como un recuerdo que no sabe quién lo recuerda,
a olvidarte, durante la yerra humana de mi miseria:
Tus ojos que fueron cimbras en la bóveda del suicidio,
las manos ya orquídeas, roja la muerte la línea de invierno:
¿Cómo te has vuelto camino cuando eras pasos?
¿En qué momento las huellas?
Y los que arrojaron a tu cuerpo de fuego latencias,
de mendigos a dioses, al despertar de los fuegos draconianos
que en tu mente jugaban con su comida:
La labranza perdida en tu tierra de pechos y suspiros,
ellos te han recorrido, camino que no se encuentra,
manchada de vino y fusilando con tu belleza los banquetes:
Y ha sido el vapor de la madrugada
entre los dientes de tu amor que no duerme nunca:
Allá afuera, en el límite de mi conciencia,
estás sentada bajo un ficus triste, y tus ojos, sagrada bestia de mis palabras,
fulguran:
Yo regreso a la sombra del árbol, para encontrarte, sentada y aún hermosa:
para encontrarte, sombra.

10.12.14

El último acto

Hay acciones primeras y últimas, o acaso
ninguna:
Sin embargo, los dragones en su lengua descubren
que bajo las sillas de los oficinistas
hay un milenio dormido, luego de haber sido torturado:
Orquídeas en los ojos, dijo lady Pierre, orquídeas,
recuerdo tus manos de invierno
cuando recorríamos el estómago del Amazonas,
¿Cuántos muertos contamos en nuestros dedos?
Manos de sangre, actos, ejecuciones, actos:
¿Es la consecuencia la causalidad de la causa?
Todo acto en su limbo,
en traje o desnudo, lleva la marca de Cristo,
o la del granjero que murió pescando:
Premisas y reglas, actos que las siguen,
dioses bajo las uñas, tigres bajo los dioses,
flores del fuego que fulminan el celo:
Un paso es un acto que lleva a la repetición,
al paso, que es una repetición o
es un espejo del camino que se contradice:
Hombres, reyes, cabras, verduras y dioses,
todos tienen sus actos:
Pero el mundo se desconoce actor pues su acto es existir en silencio:
Mas los hombres,
su último acto,
el único:
El último acto del hombre es nacer.

25.11.14

Hombre en gajos

Círculos de hierro en una entrada de dios,
yace la bella sobre hidras fosilizadas por amor:
Hay un tiempo y es el revés de la gravedad,
que succiona lo vacío y lo llena de vacío:
Es hoy y nunca, la vuelta al mundo sobre un caracol,
el grito quemado de las rosas físicas,
de los tigres rayados con las agujas de un reloj:
¿No es la muerte un acierto de la vida?
Quizá espere el tiempo del trigo y la sal,
quebrado en ficciones que forman el espejo del yo:
En esa imagen yacen los ojos, cerrados por abiertos,
luz que contempla una luz ciega:
Esa noche que dice la verdad es su sombra:
sueño de un hombre que sin cuerpo espera el sol.

13.11.14

Esto no es un poema

Bajo el sol de Noviembre, bajo su metáfora,
me reestructuro en otra extensión, la misma
que hace de la escritura un mito:

La biblioteca de Borges ha sido mi papel higiénico:
Me he comido, a falta de pan, los banquetes de Platón,
y los he vomitado sobre el cuerpo de Hobbes:
Crucé ilegalmente la frontera de Camus:
He rechazado a las borrachas putas de Neruda:
En un vaso de agua vi ahogarse a Defoe:
He prendido fuego los maizales de Steinbeck:
Hice títeres con el alma de Dostoyevski:
Vi a dios en el infierno de Dante:
Afeité a Nietszche para que fuera el domingo a misa:
Sequé el mar de Storni y ella volvió a la cama:
Llevé a Poe a una granja de rehabilitación:
Les di un reloj a las soledades de Márquez:
Receté Valium a Artaud, dos, tres veces al día:
Consolé a Bukowski cuando lloró por no tener un empleo:
Metí a Holan en una cama solar:
Comprendí que Cervantes leía libros de autoayuda:
Aplasté una cucaracha en mi cocina; Kafka sonrió:
Fui yo quien hizo olvidar a Godot de su cita, bebiendo en una taberna:
Reventé los ojos de Wilde en un espejo:
Saqué a pasear al perro de Verne y él se quejó de mi imprudencia:
En el Royal Opera House vi a Shakespeare comiéndose los tablones:

Bajo el sol de Noviembre toda idea es una revelación:
La verdad es lo que la idea no puede configurar o construir,
siquiera imaginar.
Aquí bajan los gallinazos oliendo la muerte de esta página.

12.11.14

En la belleza del agua

En la espiral de tu espalda yace una mentira,
gira sobre sí misma y se encaja en tus dientes
como estalactitas de fantasía:
Perdida la llave de tus ojos está el desierto:
Perdido tu vientre en rosas está la muerte:
Se vierte el océano en tu boca,
cuando casualmente la abres para respirar
ese beso o lengua que te juró la sangre:
Bella, abandonas tu lugar en la tierra
como la primavera cuando invierno:
Norte se confunde y su gabarra es devorada por el pantano:
Atenea, Cristo sexual, prepara un día,
para que no te quedes sin desayuno,
sin piel o huesos con los que seguir el día:
Es la mentira la que yace sobre las gavillas,
tus pelos de trigo se trituran para el sol,
y naces desde el fuego:
Pero eres este poema y no otro,
y, desvanecida en los ojos del olvido,
te secas la boca con un tigre;
Mentira tras mentira perduras,
como la muerte enamorada de la vida que ha de quitar.

6.11.14

Fatum

Ayer vi un perro muerto en la esquina:
Su hocico estaba lleno de baba blanca y sangre,
y sus ojos miraban otra muerte:
De camino a la rutina, que es la nada,
esta fue una revelación del instinto:
Las bellas cosas del mundo callan
porque hablar es existir:
Y hay un oráculo sembrando las tumbas,
flor o fuego fatuo brillando en la planicie:
Dos leones se comen la cabeza
en un espejo e ignoran que son el mismo:
Desatados de nosotros mismos
vemos pasar la feria a la madrugada,
que se lleva nuestro silencio,
y alguien a quien amamos entre
un brazado de heno que los caballos entristecieron:
Cruz y odre, cristal de silicio,
aceite en la boca antes del fin del poema:
No somos inmortales, mas mortales nos ignoramos:
No es la muerte la que nos encuentra,
sino la palabra.

5.11.14

Tienes padre (Juan Ayala)

Pedazo de mis entrañas
sangre que llevas mi sangre.
Duerme tranquila tu sueño
¡Tienes padre!
Duerme tranquila en mis brazos
en este trono tan grande
que Dios concede tan solo
a los hombre cuando nacen.
Yo espantaré con mis ojos
a quien venga a despertarte
duerme tranquila alma mía
¡Tienes padre!
Ningún peligro te asuste
no tengas miedo de nadie
de lobos que te acosaran
yo sabré resguardarte.
Y cuando el invierno llegue
el frío no te acobarde,
yo te traeré leña del monte.
¡Tienes padre!
Te esperan en este mundo
traiciones y falsedades
y no has de librarte de ellas
donde vivas vigilante
hay solamente un cercado
donde la traición no cabe.
Búscalo que está en mi pecho.
¡Tienes padre!
Yo seré la luz de tus ojos,
lucero que te acompañe
alimento de tu boca
medicina de tus males
y seré flor en tus pasos
y seré olor en tu aire
y seré sombra en tu vida
¡Tienes padre!
Cuando penes ven a mi encuentro
que en el camino has de hallarme
Cuando llores no me grites
que yo iré sin que me llames.
Pedazo de mis entrañas
sangre que lleva mi sangre
duerme tranquila tu sueño
¡Tienes padre!

29.10.14

Oh, mundo

Lejos de la conciencia hay un sol dormido,
cerca del animal hay sangre:
Dádivas y Quintos y Vasílievichs muerden la soga:
Esta es nuestra historia contada por nadie,
el cerdo de las margaritas espera solo al mediodía,
dios se balancea en la cuna de los cerros:
Y no hay un dedo que trace el sentido,
hay un sentido que traza al dedo
y lo deja morado, hinchado de un propósito inútil:
Duele el fuego cuando se apaga,
aquí, yerba de agua, agua sembrada
en la boca del invierno:
Atraviesa como un buey la llanura
la muchacha de los rizos dorados
por la que los granjeros sacrificaban sus miedos:
Un beso, un guiño,
y todos hubieran muerto sobre los telares negros:
Pero después de la conciencia hay bestias de hierro,
vestidas de milagro, embarazadas de angustia:
Beso la tierra, que lee, la miro,
consciente de sus líneas rojas, su muerte palpitante:
feliz con la belleza
de tener el mundo destruido entre mis manos.

22.10.14

Monofásico

No ha habido más que un segundo sin mí, y todo se ha terminado.
Ahí están los billares llenos de putas y macromachos estériles, las luces de neón encendidas en los ojos de una ballena que busca
el amor entre las piernas de un dios ejecutado.
Cada segundo que ha sucedido en ese segundo es despreciable,
y soy un segundo en medio de esos infinitos segundos despreciables:
Soy lo olvidado por mis propias horas y mis propios días,
he nacido de una fuente de sangre para comerme la carne con sueños:
Estos segundos que todo lo contienen,
la verdad que es realidad en reversa:
la mentira: no existe pues no existe la verdad.
Globos hinchados de polvo de estrellas, reventados por el fuego,
recogidos del suelo por niños de ocre, por caballos de hambre:
Dorados los minutos de esos segundos,
y el tiempo se nace a sí mismo en reversa:
No hay horas sin minutos ni minutos sin segundos,
el más pequeño es el padre de todos.
No ha habido un segundo sin mí porque no ha habido un yo,
sino una idea de ese tiempo:
Lo perdido se reconoce cuando en el campo la batalla es silencio:
Ha habido una infeliz idea, una claridad, un golpe violento de consciencia humana:
¿Pero qué son todas estas cosas de las que hablo?
Segundos, segundos donde todo ha existido
y que yo he olvidado.

17.10.14

L´arcane sans nom

Voy a morir, voy a morir aquí y pronto,
antes de que los gallos bajen la cabeza,
antes de que el sol suba a los gallos:
Voy a morir en un espacio ajeno, impropio,
lejos de mí mismo, como si otro estuviera muriendo en mi lugar:
Voy a desvanecerme como un mal recuerdo,
con los dientes afilados y llenos de moho,
con lunas en las manos y las uñas encarnadas:
Iré descendiendo poco a poco hacia el sur,
donde el invierno es la nostalgia de los esclavos,
asentaré mis huesos en barajas mal cortadas,
con L'Arcane sans nom girando sobre sí mismo,
en las manos de una sacerdotisa olvidada por el fuego:
Moriré ignorante y sucio,
siendo una idea, pura carne atropellada en el vacío,
fertilizando la tierra que dará de comer
a otros,
quienes vivirán ignorando quién reverdeció sus tierras:
Voy a morir, en segundos o siglos,
poca es la diferencia,
si la muerte ignora el tiempo
como la vida ignora el infinito:
Y voy a morir a manos de mí mismo,
lejos de mí, siendo otro,
para volver a leer estas palabras:
ejecutado por un lector descuidado.

16.10.14

Final de exponerse, editorial, Jueves 17 de octubre de 2014

Escribir en plena luz del día es abrumador. El calor, la indiferencia del sol, la ira del fuego escondida en esa indiferencia. Y pensar lo es aún más, aunque inevitable. Me he hartado del circo literario. Mucho. Lecturas, libros publicados porque alguien sacudió su bolsillo, biografías grandilocuentes, gente con historias que contar, historias que realmente no son interesantes. Las historias que podrían sacudir al mundo literario no se cuentan porque a estas personas se las comen las circunstancias. Engullido por la realidad, uno no puede darse el lujo de doblarse frente a una página en blanco: Ya está doblado sobre la vida. En mi intento por ser algo, alguien, veo que soy una idea de mí mismo, algo que nunca puede suceder. En ese intento está la poesía. Una farsa completa, una feria barata de metáforas y elusiones y adjetivos. Este circo es el recuerdo de alguien, y ese recuerdo sólo causa dolor. Pretendo no dar más por sentado que soy un escritor, que escribo, que lo hago y soy, que muerdo el vacío con las manos. Mis circunstancias le ganan a la letra. O al menos a lo que se pretende de ella. Este será el último escrito que salga de este espacio, que es el único donde me siento protegido. Quienes quieran leer, van por su cuenta. Toda otra red social será ignorada. Toda esperanza de publicar, suprimida. En este sótano del alma me encuentro y me encierro. Si en medio de toda esta tormenta hay todavía laberintos literarios me es inexplicable. Lo que es seguro es que ese laberinto no tiene una salida, y está condenado a repetirse una y otra vez, para suplicio de quienes se acercan a la poesía como si se acercaran a una animal manso. Animal que luego va a arrancarles la mano. Porque escribir es parte de un proceso de negación, es otra fuga. Un mecanismo simple, barato. Pero que cuesta la vida. Y si sigo insistiendo en poner por escrito lo que ignoro, esto es, la realidad, es para evitarla. Escribir, es, entonces, una cuestión de supervivencia y, a la vez, lo que la pone en peligro.

15.10.14

Parido por la sombra

En el silencio todo se escribe o se olvida,
todo se recuerda, todo es nada, nada es todo:
La palabra cruza el estómago del día,
la medianoche se cierra como una mano
que ha dejado de escribir:
Hay afuera tierra molida a golpes y sueños en sus partículas:
Así como el viento la levanta,
la sangre levanta los sueños
y los transporta a la esfera de la realidad:
Allí todo es invierno,
todo es pregunta:
La capilla tañe su campana
y el péndulo del tiempo corrige
las sombras y las esperanzas:
Hombre, carne de piedra,
hombre que sueña es como un lobo
que sin dientes caza en las estepas,
mientras la presa se evapora en el horizonte de la certeza:
Animal, flor en llamas,
aquí hay cientos o miles de huecos
donde asoman las cabezas las ratas:
Silencio, dios desollado,
aquí escribes sin páginas ni tinta,
mientras a la muerte la fecunda un poema:
Usted, lector, es su hijo.

8.10.14

Quién va ahí

Escribir es masticar,
digerir ideas, atragantarse con sentimientos,
vomitar obsesiones:
Luna de hierro, a contra luz se confirma eterna:
Mas tu sombra bajo ti mismo
se proyecta mortal,
como esa carne que llevas colgando del alma:
Dos días, ciclo natural,
restos de poetas entre las hiedras,
callado, mudo, tigre, el silencio observa a
su próxima presa:
Sangre, de duelo, palta en los huesos,
fluyen los ríos por cabellos santos,
sí, sí,
ella, la gitana que amaste,
en contraposición a tu ausencia,
sobre brasas muertas:
Razón de ser y vuelta atrás,
el fuego es lo que el agua apaga:
Se ignoran estas ideas,
se ignora la palabra,
se comen los vacíos finales,
se regresa al final, máquina de guerra,
los dientes del silencio por fin hundiéndose,
y esto
empieza a desintegrarse:
Qué es esto?
Un sinsentido que usted, lector,
ha masticado:
Escribir es leer la propia ausencia.

2.10.14

De vuelta a casa

Volviendo de las ruinas de occidente
a mi casa, que es una hija de las ruinas,
crucé, en medio de otro cuerpo,
hecho de sudor y ropas y cuellos y ronquidos,
al cuerpo de una diosa o fantasma,
la presencia del trueno en la tierra:
Sus ojos eran de vidrio, algo resquebrajado,
con lagañas perfectas y visión de tigre reposado:
Las líneas de la boca eran un idioma,
el idioma de lo rojo y lo húmedo, de lo triste,
algo del silencio en un incendio:
A través de las agujas del momento
me vio, por unos segundos,
unos escombros de tiempo que era mi presencia:
Giró la mirada y se extinguió,
una especie más perdida para siempre por mi naturaleza:
Crucé los días de mis pasos hacia el olvido,
con una picazón en la sombra,
con una manada de lobos muertos en los dientes,
y me incliné sobre la nada,
masturbando mi soledad con este poema.

27.9.14

Los nacidos

Veo con ojos cansados, rojos o grises o verdes,
llenos de agua, como una represa por romperse:
Hay vicios en las palabras que el silencio reclama,
pero nadie lo calla:
Aquí dentro, que es el afuera de la nada,
se derrama la sangre de la verdad con margaritas
y jazmines, y gatos circulares y micrófonos mudos:
La nada se regresa al otro lado,
y de este lado se la mira cruzar el muro
que hemos levantado con inocencia y barro y cemento:
Cuánto hay de posible en una idea. 
La ilusión, que refleja como estas palabras una voluntad, es frágil. 
Idea es ilusión. 
Ilusión es engaño.
 Engaño es vivir. 
Vivir es ser. 
Entonces o somos una idea o somos una posibilidad.
Leones de hierro se inclinan en nuestras puertas, 
donde el judío errante quema los cabellos de los niños:
Oh, pobres niños: 
Víctimas del sexo, de la sed de sangre de dos fantasmas, 
de dos sombras orgásmicas, de dos ríos sin cauce:
Somos la muerte, somos la vida y la muerte en nuestros hijos:
Quien da vida da muerte:
Pero siguen festejando afuera, en los circos violetas, 
los actos de condecoración a las musas, 
los misiles mágicos que salen de la boca del olvido:
Y hay hijos como flores e ideas y ojos estampados
en cada palabra orgullosa, 
como si al escribirla la palabra tomara el sentido de lo dicho, 
y no sabemos que la palabra nos ignora:
Veo, en este sueño de desiertos hambrientos y lluvias paralelas, 
vivir como si fuera cierto:
Y, apenas mencionados, apenas nombrados, 
todos los hombres son arrancados del significado de su carne:
La nada trepa el muro con paciencia
y con su pies ilumina, con otra luz, 
que apaga la luz que está de este lado del muro:
La oscuridad repite, sin otra opción, 
su disfraz de doncella:
Hombre que lee, escupa esta página y guarde silencio:
Quizá sea lo único que usted haya creado.

20.9.14

La palabra ha muerto

No hay en esta tierra palabra alguna:
Todas han escapado del hombre,
quien trata de domarla como a un caballo enfermo:
Toda poesía es un engaño, un reverso:
Está la prueba en los ojos de la tierra y estas dos palabras:
ojos, tierra,
¿Quién puede aferrarlas? ¿Dónde?
A la estación de tren van todos a despedirse,
llevan pañuelos con olor a tristeza
y panes y dulces:
Quieta sobre el andén se mueve la palabra,
pasándose alcohol en las cicatrices
que los clavos le dejaron:
Y el tren empieza su pérdida:
Se hunde en el fondo del sol muerto,
y la palabra deja en esta tierra maldita
solo su sombra:
Todos los poetas han muerto,
y lo que crece de sus tumbas
es la nostalgia de la palabra:
Y lo que sangra en las páginas blancas,
lo que las tiñe en estos días de fuego y barro
es sólo la ignorancia del silencio.

10.9.14

Los animales

Ah, clara sangre derramada de la luz,
eres la que yace como una hierba cortada
en la costilla del viento:
Tienes unos dientes de mármol,
unas uñas de feldespato, unos ojos de mortal:
Cuándo y dónde te alejaste de mi niebla,
esa que se comía el reposo del árbol y la ardilla:
Te arruinaste en aquelarres de invierno
y yaciste sobre la espada de un ángel:
Mundo que se contradice,
se produce, se niega, afirma y existe:
Cuando alguien pregunta por tu nombre,
alguien muere por tu nombre:
Reinas, clara sangre, por sobre las estepas
y su sol derrotado:
Reinas clara sobre la nada, quiebras,
sangre de tierra, algarrobo en éxtasis:
Clara como la nada sangras y estás muerta,
pero detrás del muro de los vivos me acompañas,
y la tinta que ahora se derrama
son nuestras sombras,
buscándose como animales
en los escombros de un poema.

9.9.14

De la nada

La cabeza contra la cruz/ la mano en el fuego
un piano vinculado/ una nota que sangra
ceniza y redención/ perros de hielo en el ojo
los ojos como dimensiones/ posibilidades
tus ojos como posibilidades en los míos
granero de luz/ perro silencioso/ luz de día
un paquete de cigarrillos en la boca quemada
mi boca quemada por la boca de tu sombra
collar del amo/ palo de cielo
el dolor en el centro del estómago
las náuseas del mundo
un asco que cae celeste y nos bendice/
el tren descarrilado/ el pueblo arrasado
un aullido marca la tarde como un fierro caliente/
cae el sol desangrado de rutina
en el ritual del desencuentro
tu cuerpo se desliza ya dolor/
tu cuerpo abierto para el mío
como una tumba en el centro del vacío.

Palabra y silencio

Tengo unos dedos que tiemblan demasiado, 
unas palabras que dudan demasiado de sí mismas:
Me miran desde su lugar y 
es como si me preguntaran qué es lo que trato de hacer con ellas, 
cuál es su propósito en esta página:
Jamás se rebelan, son obedientes, o al menos eso creo:
Pero a veces una le dice a la otra para ocupar su lugar, 
u otra se enamora de una coma, y,
con movimientos imperceptibles, 
se acercan y se destrozan, 
como los barcos y los amantes, 
y dejan de decir lo que yo había propuesto, 
y de repente una está embarazada, 
y otra, 
y empieza una reproducción frenética 
de palabras independientes, 
de madres imposibles, 
de colores y deseos,
de manada inminente, 
y me quedo con los dedos en el aire, 
temblando, 
callados, 
derrotados:
Allí abajo las palabras forman un silencio puro:
el silencio que no conoce la carne. 

6.9.14

7 de septiembre

Cada paso es un paso más hacia la muerte. Y esto es irreconciliable con la algarabía insensata de cumplir años. ¿Acaso nos alegramos de estar cada vez más cerca de desvanecernos? ¿O de saber que hemos evitado el final una vez más? ¿Es eso lo que nos recuerda cumplir años? Cumplimos días también, horas, minutos, segundos: Cumplimos una secuencia. Y esa secuencia es única e irrepetible, pero no necesaria. Al mundo le da lo mismo si estamos o no. A la gente que conocemos también. A los que amamos también. Simplemente estamos vinculados por el accidente del nacimiento. Si no hubiésemos nacido, estas personas que amamos y parecen imprescindibles, y para las cuales parecemos imprescindibles, hubieran hecho la misma vida. No somos especiales. Festejar la propia vida es el ejercicio más egocéntrico y petulante que cometemos. Ese día. Somos el día y las horas de ese día. Somos la rebeldía del clima. Somos las sonrisas y las palmadas en la espalda. Somos el amor y su sombra. Somos toda una familia. Somos todo. Y bajo ese engaño nos festejamos. Esa premisa de que ese día, por haber sido un accidente de la naturaleza humana, somos algo. Algo que significa, que soslaya, que late. La experiencia de cumplir años. Cumplir. Como una regla. Estamos cumpliendo un precepto. He cumplido con este año. Como esclavos que se enorgullecen por su tarea realizada. ¿Quisiera la muerte? Soy demasiado cobarde para responder eso. Para enfrentarla. Alguien que escribe es alguien que no tiene el valor de vivir sus ideales. Y aquí me abstraigo, porque faltan pocas horas para ser todo un año más. Doy un paso más hacia ella. Y tengo miedo. El estómago me duele. La espalda, los huesos duelen. Duele estar tan vivo que uno puede saberlo. Por eso, vivir es como caminar en el fuego y ser el fuego. No queda otra opción que seguir ardiendo hasta apagarse.

5.9.14

Puertas

¿Por qué están las puertas abiertas si nadie entra?
Ciclo de flores y mesías dados en sacrificio,
lágrimas de tiza, cerezos en la boca de tus ojos:
¿Por qué no pasas, ausencia mía?
Te miro y eres como una caja de zapatos vacía,
o una leona sin dientes:
Los años pasaron y con ellos pasamos nosotros,
pero permanecemos:
Porque la puerta está abierta, y es el tiempo quien la abre:
Nadie osa entrar a su morada, pero tampoco salir de ella:
Pero es el tiempo el que permanece y nosotros pasamos:
Campana de luna, tañe tu noche tres veces,
hermosa, tu blancura es la de los poemas que no se escriben:
¿Por qué abres la puerta, si no puedo pasar?
Acaso,
acaso en este cuento de hadas epilépticas,
las puertas de entrada sean de salida:
Por ello nadie entra ni sale,
simplemente se hacen estatuas en el umbral,
o cavan allí sus tumbas:
silbos que bajan de los cielos,
condenados sean todos:
¿Por qué están cerradas las puertas si nadie las abre?

2.9.14

El nacido

Soy el agua que se come al río,
voy rompiendo las estepas con dientes de hierro,
caigo sobre lo caído, lo levanto, lo desaparezco,
muerdo el lazo del pasado y lo rompo,
del futuro nace la muerte:
Voy criando tigres en la boca del amor,
voy cegando truenos en el estómago del viento,
sello la boca y abro la palabra,
y soy un laberinto de lombrices y hachas,
soy esta torre de espadas
que se corta a sí misma
y se reduce a cenizas:
Soy fuego que apaga la luz,
quiebro huesos de leones dorados,
as, fiebre, latido, sol, ocre, verdad:
Dios apoya su mano sobre la palabra
y se lastima:
Soy lo que ha nacido al exorcizar el silencio.

31.8.14

A esos ladrillos

Siempre hay una pared donde uno quiere poner los ojos:
Como un cine, una bestia de Bergman, un reloj de Tarkovsky,
como eso que se mira y no se olvida, pero no se recuerda:
Hay leche de cabra para
los cachorros de la realidad:
Donde hay una pared siempre hay ojos queriendo saltarla:
Hoy es la filosofía del supremo,
las mujeres prefieren a los primates,
y los hombres prefieren a las ciegas:
Es la gran verdad de este siglo,
la que no hay, la que se atraganta de artistas, de egos,
de intentos suicidas por revelarla
cuando no es más que una mancha de semen en las sábanas,
o el vómito de un hijo enfermo:
Siempre la rueda en la pared en los ojos:
El clima, que, como el cuerpo, redunda en lo posible,
creyendo que lo imposible es consecuencia:
Y acá nos tenemos a todos,
alejados del yo pero rodeados del otro,
y es una pared de ojos
que nos cerca el camino,
y hace de la realidad nuestro circo santo:
Olvidemos, caminemos juntos hacia los osarios,
que nos esperan sonrientes:
La pared se rompe en el instante,
el instante de la duda:
Sus ladrillos son nuestras certezas.

La compañía

¿Y qué hay de mi propia compañía,
que se aleja como un espejo en reversa?
Quizá no sea la hora del domingo, de la misa
de los caprichosos santos, los zapatos lustrados,
los crucificados por la rutina:
En mí duerme una soledad más grande que la muerte,
se estira como los gatos rebeldes,
deja pelos en mi boca y mis camisas,
llora al celo porque está hecho de humo:
Nosotros somos lo que los demás abandonan:
Los caminos que laten de fiebre,
trenes sin pasajeros ni maquinista,
alas que sienten el viento en el cuerpo de un pájaro muerto:
Soy, al menos, esto que se asusta de estar acompañado
por una sombra y un cigarrillo:
¿Quién es mi compañía,
que solitaria habla con mis palabras,
y llena estas páginas blancas?

26.8.14

El viento, en alguna parte

El viento me parte la cara,
y me doblo para juntarla
pero el viento se la lleva.
La calle, llena de agujas y larvas,
se abre las heridas con mis huellas,
o son huellas mis heridas:
Y los lagos, los lagos,
bella sirena de ojos cuadrados,
donde cual sol te posas para morir con el día,
se agregan los unos a los otros,
para negarse,
como hacen algunos amantes
en las noches de neón:
La calle, los lagos, círculos
en la procesión de nuestros niños,
en las cruces circulares de nuestros amados,
violines de rabia en al boca del cielo
abren
toda imposibilidad a la tierra:
Hadas con gripe nos recorren
como recorremos las calles:
Y somos dejados en los pasos,
y cae el viento como una luna muerta,
y nos parte la vida,
y nos doblegamos para juntarla
de la calle,
pero el viento se la pone,
y es nuestra su sonrisa,
sin nosotros,
en la calle sin nosotros nuestras huellas.

24.8.14

Domingo, demasiado domingo

Deja crecer tu pelo como la marea o la lluvia,
que alcance mis estaciones, que son tristes y blancas:
Hay una Roma en tus alas, hay un imperio en tu sonrisa:
Hay reyes en tus fibras, océanos te llenan la boca:
Lluvia, domingo, una protesta en el límite de la humanidad:
Todo lo inflama, tumba, ya rosa, ya grito:
El sur se dobla, es otro, el frío no alcanza para
cerrar todas las puertas de los hoteles:
Águila ciega, paralelo de lo perfecto,
deja crecer tus manos como raíces,
que crezcan en mis huesos,
déjame quitarte la muerte con la boca:
Húmedo milagro, pampa que late bajo mis uñas:
Como una vela, ve apagándote
para ser de la misma oscuridad
que esta noche nos hace.

23.8.14

Diccionario

Pleamar, roca deseada, roca sangre, hay no dios:
Sabor en la boca, de lluvia vieja, de cabellos y cenizas,
manadas de ríos se cruzan en los cauces de tu memoria,
y los ves pasar pero permanecer,
como si la soledad les dictara el camino:
Son días cerrados, los nuestros, los otros abren
su puerta a días de fuego, dónde va la palabra, dónde
si todos en este pueblo han muerto:
Somos los fantasmas que lo recorren
en un olvido ajeno,
donde se calla el instinto de la tierra:
Vapor de tu boca como amor,
que al tocarlo evita mis manos y se enreda en el aire,
porque en el aire aun calla el silencio:
Dame el filo de tus ojos para reventar los míos,
dame la ceniza y la cruz, muerde mis pies,
cabra ídolo, león rampante, moneda sin caras:
Lector, no crea en mí, nadie ha escrito esto:
Es solo la nostalgia del tiempo
perdida entre ilusiones y palabras.

Carne que acecha, ese diccionario te es propio,
pues en él no te defines;
e indefinida cruzas el umbral de mi inexistencia.

19.8.14

Día III

Hoy es un día de otro día, sobrepuesto sobre sí mismo,
alejado de sí mismo y del reloj de dios:
Se huele en la calle a los perros muertos y a los gatos en celo,
caen en manada los ángeles de fuego, desnudos,
cubriendo con su desnudez de fuego el asfalto:
Los hombres pasan como los minutos o los segundos,
y se atragantan con su rutina de sombra:
Su sombra se los traga para verlos ya bronce:
Aire y vapor, en el dolor encarnizado de amarse,
palpitan entre las costillas de la tierra, su sangre
vuelca hacia el paralelo del tiempo:
No hay tiempo ni migajas, hay panes secos y relojes secos,
hay mujeres con el destino entre las piernas,
hijos con el destino entre el olvido:
Abre la boca el horizonte y se va tragando la presencia,
cierra el sentido en una línea, lee a los muertos:
Usted, lector, sabrá leer, sabrá de la poesía
en una mujer consumida por la belleza
o en un hombre crucificado en cada suspiro:
La habrá sentido latir donde están enterrados los reyes de piedra,
donde los leones se comen las barajas,
en los espantapájaros vivos de los campos de estalactita:
Pero hoy es bella, y lejana le debe una vida:
Yo creo verla alejarse hacia los osarios, pero me engaño:
Es esta sombra que me sigue,
sin luz ni muerte:
Hoy es hoy en otro día,
y el humo de esta poesía llena la boca,
esa boca olvidada en un día como hoy,
que fue boca en otra boca,
poesía en otra poesía.

Sin la muerte regresan las palabras.

18.8.14

Qwerty

Hay días de sed como perros en la boca,
soles como estatuas secas de tanto amanecer
y caer en el olvido del ocaso: Muerte ya roja:
Hay estaciones en los ojos, y relojes en las muelas,
zarpazos de leones moribundos en el amor:
Hay un día de presencia y otro de hierro,
hay fuego en la casa y una cruz en el cielo:
Hay muros tristes, sin nadie que los cruce:
Hay tu boca cruzada por una estrella de sangre,
hay tus manos torcidas por el llanto del viento:
Y en esta sombra que me desconoce,
en esta que es espejo de quien no soy,
hay una verdad inmutable, pero en silencio:
callada solo por saber tu nombre.

28.7.14

Quién es

Eres irreal como el trueno sobre el caballo:
Yaces al costado de mi página como la sangre,
te arremolinas los ojos, incendias los dientes,
quiebras a un lado como quimera sin vértebras:
La luz te da en el costado del alma
y los pechos te vibran como almendras de fuego:
Bajo la yema de mi dedo
se extiende tu columna de romana y viva,
bella, la muerte que viene del río,
yaces y eres, sublime gota de ira, agua de abismo,
lates como el tiempo en su jaula,
muerdes como la rabia del viento,
besas como el águila en picada:
De tan irreal te pierdo, pero me encuentro con tu sombra:
Repetición perfecta del cielo
que se te esconde entre los huesos:
Bajo mi realidad te mueves, luna de arena,
como la carne fugitiva

que se sale de esta página. 

9.7.14

El tren y el olvido

Si miro al olvido veo el ladrillo de tu frente

brotando como una música roja:

Bajo los dedos por el olvido,
toco la mucosa del tiempo y su resfrío:
Deshago el olvido en una trinchera
donde las estatuas van a descargar el vientre:
Meto el olvido en una bolsa de arpillera
para darlo de comer a la mañana negra, a las gallinas de aceite:
Surco el olvido en una cuneta
y lo deslizo en la boca del río, que se apaga como la noche:
Hay maneras de resentir el recuerdo,
el tren a Pancras no parte hasta la hora del té
y doña Lila junta los pedazos del marido
y los barre junto a las migajas del bizcocho herido:
No hay olvido sin tren ni marido, no hay olvido sin hora,
hay piernas y ojos y pestañas en el olvido, y hay ahora,
y más allá, y después, pero nunca antes:
¿Darle tiempo al tiempo es darle tiempo a la vida o a la muerte?
¿Quién es el último muerto en esta tierra?
Cebo el olvido en una caja de fusiles,
lo barro hacia el corredor de los perdedores,
lo amontono en el tórax del vencedor:
Cada vez que escribo olvido me recuerdo

pues el olvido me escribe.

7.7.14

El vómito

Veo a mi perro comerse su propio vómito y me pregunto qué hora es esta: No, no la hora de limpiar. Limpiar sería demasiado fácil, estaría negándole a mi perro su hora de redención. La del dolor de cabeza, la falta de cigarrillos, la del padre desmayado de tanto alcohol.No, tampoco. Ese es el espacio y lo escrito la idea. Hay una extensión de mi sueño en el piso, y ahora está lleno de vómito. El país le canta a su gente, y yo no soy su gente. Le canta a otro, al paralelo, al que sabe que a las seis de la mañana se tiene que levantar para destruirse tranquilamente en la rutina. Y yo no estoy en ese sol. Estoy en el otro. Y siempre es otro, y nunca yo, y así me evado, así me gambeteo, así dejo de lado la profundidad de la miseria, vomitándome a mí mismo.

6.7.14

Las cabezas

¿Qué hacer con las cabezas? Cortarlas, separarlas, amansarlas, decir que van para allá o para acá, meterles colorantes, inflarlas con aire y cielo y tierra, inventos del mundo, del mundo amansado, no del otro, que habla un idioma que nadie entiende. Ponerlas en bandejas, vulgarmente, colgarlas en las vitrinas, hincharlas con neón, aplanarlas con el zapato lustrado, hincarlas en postes de luz, sacarle luz de la boca, de los ojos, meterlas en el microondas, comerlas. Preferentemente esto se hace con cabezas de niños, no muy avanzados de edad, quizá a los 3 o 4 años ya son descartables, se prefiere los que están frescos, en fila, acostados, con el cuello en la guillotina industrial, la grande: Luego seguir el procedimiento de siempre. Las cabezas ruedan en una luna infinita, en un ojo abismal, ojo rojo y azul, chocan como mundos en este círculo llamado momento, segundo, dios caminando, el tiempo: Abrir los ojos y erguir el cuerpo, tomar entre las manos la nueva cabeza, la salida de fábrica, mientras la propia se va rodando.

29.6.14

Salida de vapor

A decir verdad, estoy escribiendo sin escribir,
cortado por polaroids aceleradas de épocas borrachas:
cortado por la vena del río, por el humo de la carne,
zigzagueado por las cruces de las montañas y los carnavales fríos,
mirando una ventana que se me abre para adentro,
fumando un óxido que me sale de las uñas,
afirmando que todo es lo que consume a su paso:
Todo lo consumido es lo que era en reversa:
Hay una claridad que me arde en el sueño,
una musa congelada y abierta como un ojo,
un reptil sin cabeza con aros de estalactita,
una rueda de rabia que me come los dedos:
Hay esta casa que se me cae de la cabeza,
y hay letras que se juntan como lombrices,
hay perros chillando y niebla, trueno abandonado,
hay orificios de entrada sin salida, salida sin salida,
escape hacia tu cara rota,
a tu sangre:
Hay reyes de rodillas mascando coca, liberando libres,
esclavizando la idea y su imagen
en piedra o mármol, en óleo, en barro, y hay esta mentira
de reventarse los dedos contra lo blanco
y creer que es la carne,
creer que es lo que existe.

28.6.14

La estrella

"Soy una estrella en medio de una estampida, me retuerzo en dolores astrales y subterrenales, mareo el camino del dolor con dolor, levanto efigies de niebla que desaparecen al tacto del sol, reviento el sol con una lágrima, encamino a los fantasmas y los corono en altares de hiedra, socavo el hijo de las manos, corto su cordón umbilical con los dientes, lo rodeo con metal, acobardo a los árboles, les chupo el aire, los dejo secos, aprieto la línea del mundo entre los dientes y lo desangro, y la herida se abre como un río en caída paralela, y se desangra la verdad y la mentira engorda, y creo un círculo sin diámetro, un vergel estéril, lluevo sobre las vacas y las mujeres de las cortes, amo los dedos y las venas de las manos, lloro los basureros, lleno de humo la duda, lleno de duda el fuego, me descreo de a poco, la estrella está por dormir en la nada, se recuesta sobre el heno e incendia la tierra, y de a poco me apago."

20.6.14

Los juramentos

Juré que no moriría sin antes volver a amar:
Juré que resistiría el canto metálico de los gallos infinitos:
Juré que doblaría el sentido del invierno:
Pero mi corazón es débil, y se queda dormido a veces,
al costado de los desiertos y los mares:
No pasará de muchos abriles, no llorará
demasiadas lluvias:
Juré cerrar los ojos de Pandora, pasear su caja:
Juré tocar, solamente tocar, la tibieza del sol
si tan solo yaciera en mi cama:
Juré domar el corazón de la tormenta:
Juré morir por amor antes de morir:
Pero aquí me ve, lector,
escribiendo mi propia tumba,

cavando mi propio poema.

16.6.14

Feliz día

Feliz día al ausente. La gente cría cuervos todos los días,
los ven por el espejo retrovisor del alma, los alimentan con ira y heno
y a las doce de la noche los cuelgan para secarlos en las islas de la memoria:
 Pasan las plumas como horas, cortan, subyacen, someten, perfilan,
el cigarrillo contra el pecho de la luz, luz mortuoria, luz de ayer, luz de leche:
No hay caminos, hay huellas. En la niebla de la culpa todos se pierden.
Y yo sostengo este espejo, este filo, este fuego, que revela los ojos del sol:
 Soy pan y rabia, soy misa, soy gallo reventado, soy incendio consumido,
soy cenizas de cenizas, siglos de siglos:
Por la pared un agujero, y el ojo rueda al otro lado,
y vislumbra una ejecución sin verdugos,
piezas de ajedrez caídas en un charco de sangre, traición e inverso,
 amigo capado, amigo de noche, noche de aborto:
 Veo que las letras se están extendiendo como una marea, inevitables y absurdas, intrascendentes:
 Las dejo dormir en la orilla de mi hoja, pero el sueño lo abarca, la ausencia lo abarca,
y la página no puede quedar en blanco:
Soy el lobo de hierro, la rama quebrada, el rostro sin nombre:
Alzo las alas negras, de cuervo parido y golpeado, levanto vuelo sobre las horas,
desato las plumas en un torbellino de sombras:
Miro desde la altura a un hombre que camina y levanta la vista:
Quizás sea yo, saluda: Feliz día a ese nadie.

14.6.14

Noche posible

Es de noche y mi poesía es hueca, la oigo:
Poesía vacía:
Hasta el agua tiene algo que llenar:
Y los grados caen como anclas o tierra,
y la noche bajo la tierra siembra
su silencio de iglesia:
Verdean en los dedos pastos escarchados, rizos,
semillas de cuentos púrpuras:
Hijos del gato y la fábrica,
nos sumergimos en los charcos del sueño,
brotados como la niebla en los faros:
¿Llegaremos a ser mañana?
La noche lo sepulta:
Sólo papiros en espaldas de gigantes,
lo que fulgura es lo que se extingue:
Pues quien escribe en la oscuridad

debe primero saber apagarse.

11.6.14

Obús lírico

Escribo y es crear carne, tensar músculos, vaciar testículos:
Hora de jade sobre el paraíso, mano de hierro en el denso añil:
Amigo, amiga, rey pardo, envenenado por oro en la cena:
Cristo submarino que respira el agua para formarla:
Hilo de vino acre, vino insultado, derramado
del costado de la coral:
Frágil estatua bifronte, camino partido por la huella:
Soy reloj desterrado, una aguja en la armonía, una madre arrepentida:
Me rehago en el fulgor que deshace el contraste:
Furia de pampa, limbo nonato,
acabo deshaciéndome en lo deshecho,
y armo este obús lírico, voy hacia la detonación autora,
me inmolo en su lectura, lector,
y lo arrastro conmigo al blanco de esta página
donde el tiempo no es tiempo
sino pérdida de instinto
                     de raza
                     de trueno
                     de tigre
                     de tizne

                     de tiempo

Lo blanco

La página en blanco se va llenando de secreciones,
atrocidades y fábulas:
Me siento arrancado por el vacío albo, la cara sepultada
de la noche:
Hay grifos de agua rumiando en mis rincones, y duendes
con alma de mujer:
Lágrima que es riel y caballo, rueda que es lluvia,
belleza destripada sobre la mano:
Y el blanco de tus ojos, rojos como la carne violenta,
altos como la palabra acaso:
Miran alrededor, inquisidores, verdugos de la muerte,
giran como un arco tensado y me extravían:
Tus venas son las líneas de este poema,
tu espalda nívea una página vacía:
Pero es todo lo que tengo, tú, que lees en tu faro paralelo,
que agachas la bella cabeza como una gárgola triste,
que raspas con las uñas el tejido de mi sueño:
Hojas en blanco, no hay más nada:
Siquiera lo escrito es una nueva hoja,
pasada en claro por la suspensión de tu equilibrio:

La página en blanco se va vaciando de ti mientras te escribo.

10.6.14

Tercera editorial ingenua

Lo que implica el deseo como finalidad es la renuncia a uno mismo. Se pasa a ser el deseo, en un espejo, en un vórtice de espejos, donde somos lo que deseamos. Según uno de los siete principios de la alquimia "Todo es doble; todo tiene dos polos; todo su par de opuestos: los semejantes y los antagónicos son lo mismo; los opuestos son idénticos en naturaleza, pero diferentes en grado; los extremos se tocan; todas las verdades son semiverdades; todas las paradojas pueden reconciliarse". Así es como transmutamos en deseos nuestra existencia. Así sea paradójico el deseo en cuanto a nuestra persona: El amor no correspondido, el lugar de poder inalcanzable, la forma utópica de las cosas: Somos multiversos, una polaridad rota, cuando deseamos. Apenas la renuncia, la verdadera renuncia, sería suficiente para colmar el vacío del deseo. Pues eso es lo deseado, un agujero negro en nuestra existencia. Amar implica someterse, tener implica desvanecerse, poder implica multiplicarse. 
La subversión de nuestra existencia se da al conocer lo deseado: Vemos allí un monumento roto del gran sueño, una idea tergiversada, un absurdo de nuestra inconsciencia. Somos entonces la consecuencia del deseo: Una caja de ira o tristeza rodando por el camino de la impotencia. Si se renuncia, se toma cuerpo, lo tanto anhelado nos conforma, bajamos la cabeza ante el dueño. Si nos revelamos, existimos. El cuerpo es el nuestro, herido, inconforme, maldito. Y es la hora de hacerse cargo de que somos, y somos lo que no podemos desear.  

Los interfectos

La cruz en el pecho:
como un pájaro muerto:
El violín sobre la roca:
cabeceando en las termas:
La carta dada vuelta:
con las venas abiertas:
El viento arrastrado:
llevando una corona de flores:
La luz desnuda:
arrojándose del onceavo piso:
La sombra sin cuerpo
quieta en la sangre:
Estas son historias de suicidas, perros vacíos,
águilas sin carne:
Y yo me siento en este trono de tiempo

donde el único muerto es el tiempo.

26.5.14

Lápida

Dicen que a la poesía hay que darle tiempo:

                                                                Para que muera tranquila.

Silencio cero

Falso invierno, hoy abro las palabras, sin inspiración,
el tejido duro del viento, los cometas de brío roto,
aguja lunar que teje la noche, esta noche sin noche,
sin palabra, sin calles, falso, falso invierno:
Esta noche de nada, giro de sangre, ronquido de palabra,
poeta muerto sobre la calle o la página, un crimen o justicia:
Falso invierno, sin inspiración aspiro, inspiro,
el cordón de la palabra al nacer, una carta a los muertos,
una carta de despedida, residencia fuera del aire:
Falsa luna, falsa estrella, estirada a lo hondo, y hacia la nada,
deseo de diente amarillo, mandíbula rota, cristales como rostros,
gatos sin ojos que recorren el lomo de la noche, falsa, falsos,
gatos de fuego, de papel quemado, beso de niebla:
Falsas palabras, tierras comidas, maíz sin reposo,
caja torácica del sol yaciendo al costado de la noche,
como una osamenta roja y olvidada:
Falso invierno, y esta noche se dobla,
se martiriza, se hace vieja como mi palabra:
Debería haberme callado en el silencio:

Padre de todo y tumba de todo. 

23.5.14

La construcción

Déjeme escribirlo, lector,
déjeme perforarle los dientes con un punto,
déjeme apartarle la sombra con una coma:
Mire ahora sus manos, son derroteros, esquelas,
migajas de sudor, ojos vivos ruedan en ellas,
su frente se arruga ante la afirmación:
Son las líneas entre estas palabras,
las grietas análogas que roen su cuero:
Veo los ojos, y la carne y las flores que amontonan,
veo una tarde de lluvia fina, gotas como pedazos de pan,
frío como caricia de buey, golpe de tormenta:
Alineo el metal de sus uñas, parto su memoria,
lo creo a medida del vapor, del ruido:
Los osarios guardan el pensamiento que no pudo ser:
Déjeme confundirlo,
son rayas de tigres las várices, se llena de petróleo la boca:
las venas laten con silencio, corre por ellas, las llena:
hay castillos de agujas en el páramo de su ombligo:
quién en el tiempo se calla y habla de usted, no,
no soy yo, es la imagen del fuego:
Empiece por aquí, rompa este poema, alce la vista,
destrúyase:
Al acabar no hay este poema y no hay lector:

Hágase la nada.

22.5.14

Otra editorial ingenua

Estos pequeños grupos de poetas que dogmatizan la palabra, que imponen al otro por agotamiento, jugando con la necesidad, el verbo correcto o las sílabas justas, que excluyen al herético cuyo rostro está borroneado por la idea circular de que la poesía debe pertenecer y no merodear desnuda. Este circo de domadores sin leones sino conejos, de payasos sin chistes, de magos calvos con la galera llena de clavos. Este universo en una línea, esta línea en una moneda: Pues hablo desde lo más negro del corazón, de la distancia que me borra entre los ilustres criadores de pinochos y lobos, de los pasajes lluviosos y cerrados, de la casa derrumbada sobre el poema: Pues hablo de los profetas que en su tierra son mendigos, pero reyes cuando el morral suena: Hablo del poema como fluido, del fluido literario, del rostro ganado en esta rueda: Hablo del libro y del poema, hablo de los derrotados y los impostores, de nosotros: Digo libro o poema, y hablo de merecerlo, y no de comprarlo.

19.5.14

Simón

Las piernas como olvidadas pilastras romanas,
manchadas de polvo y recuerdo del polvo,
los dedos tensados como cimbras, róseos:
Hay espectros en la avenida, cuando cruza,
se curva ante el hambre, que lo riega cual vergel,
lo doma como el león doma a la jungla:
Firma el suelo con los pies desnudos,
se despide de sí mismo a cada paso,
y cada huella es un fanal de su voluntad:
Guía a los caminantes diurnos, cada huella,
ilumina los palacios de las rutinas,
lleva a los hombres sanos a casa,
mientras él sigue caminando, dejándose a cada paso,
volviendo hacia delante, desapareciendo
en la niebla de su impropiedad:
El cuero le duele y lo olvida, y a veces se le queda dormido,
cual tigre cazado y hecho adorno
en la sombra de los hombres, la antesala del mundo:
Allí duerme a veces sin ojos, se cuela en los sueños
de la ciudad, obesa de tanto soñar:
Torrente sin brida, consuelo sin fábula, hada caída:
He aquí él y su existencia, su mascota,
hecha del barro de Babilonia:
¿No me daría un plato de comida,
o un techo, lector,

para este niño, que se me muere en las palabras? 

El aborto

Es el filo sobre mi garganta:
es la gárgola quieta en mi espina:
es el círculo de café sobre la sangre:
es Nínive ahogándose en el Tigris:
es el hambre del perro polvo:
es la huasca sobre el cielo:
es la llegada del hombre a su sombra:
es el cielo dormido sobre Judas:
es la biblioteca tísica en medio del tornado:
es inteligencia de la costumbre:
es instinto o su silencio:
Entre rudas maromas apretada,
es la palabra que infecta el vientre de la razón:
Y crece como luna rendida, quizá amada:
Llegada la hora del hombre y su comienzo, la decisión:
Al leer, yo soy parido, lector, por los ojos:
Mas al canto del gallo metálico, las cero de la nada,
cuando todo es silencio y yo soy el silencio,
este poema no existe, y yo soy el aborto de su conciencia, lector,
sombra solitaria que ignora la sombra de estas palabras:

alguien que no soy yo. 

16.5.14

Lo que no existe de noche

Es de noche, y existimos:
Alrededor de la casa
fieras sueltas, de noche, entidades vivas,
soledad pinchuda, sales de armonio,
crestas sin gallo, olas quebradas,
cae de bruces el farolero derramando el aceite:
La noche se cierra de invierno en tu sopor animal,
y el fuego enciende el cabo de tu lengua:
Y es entonces el sueño que despierta,
la perspectiva se nubla por el humo de la conveniencia,
y lo único instantáneo es la tragedia:
Mas subes a lo alto de tu belleza, dura, ceremonial,
das de golpe con el cielo, bajas a él,
conoces que desconoces el camino,
vuelves por el sueño y sin despertarte
enciendes la luz:

Todo se ha extinguido.

14.5.14

La broma

Hay un espacio para la risa, un hueco en el estómago,
abierto por el rejón de la realidad:
Un hueso quemado por el salobre, un círculo romboide,
un beso sin saliva, un papiro mojado, un horizonte al que se llega:
Hay lechuzas en los huesos e historia en los residuos,
más de ella no hablan sino los cobardes que han sobrevivido:
Lo que organiza el chiste es la carne,
pues de ella se desprende todo escenario:
Hay quienes afirman que el asesino de Filipo II
debe atestiguar la miseria eterna de su familia,
convertidos todos en estatuas blancas:
Otros que los idólatras españoles
deben embalsamar los 8 cuerpos de Atahualpa
en habitaciones verticales que incesantemente
se llenan de oro:
Otros que la serpiente debe morder su cola
con la boca de su espejismo
bajo las hojas del sendero Mohawk:
Todo balance es una equivocación del caos,
he aquí el chiste.
Siéntese en su cómoda silla o su roñosa cucha, lector,
lea este poema y búrlese de él,
luego mire hacia abajo y recuerde

que la broma es a cuesta suya.

6.5.14

Unos segundos antes

Clamo por tus ojos nublados este invernar:
Hay un paso fuera de lugar en los ríos,
un cuerno vacío, un trigal sin nacidos:
En la siega bajan las cabezas los cedros, la ruta
se dobla en el paralelo de los mirasoles, su gloria:

Invoco tus breves dedos en el instante ya caricia,
fugaz pardal que se resume y resucita entre tus venas:
Clarea el alba ya lira, música sin cabeza:
Ahorro tus días en un limonero, exprimo finales,
de tu belleza ahoga un último invierno:
Si pudiéramos morir un segundo, viva, imperio,
si pudiéramos esta tarde morir unos segundos antes que la muerte

haremos la vida en el dolor que nos quede.

5.5.14

Soledad en la siesta

Si le hablo, lector, es porque no hay nadie:
Yo no estoy y usted tampoco,
y básicamente nos creamos con esta mentira:
Así voy desparramando esta sangre negra o azul o verde,
y los álamos se cierran como viejos acordeones tristes,
donde nada canta, nada, efluvio, carne transferida y morada,
y se rompen los caudales en la frontera, pues no son ideas,
son hombres de cal deshaciéndose sobre sus carabinas,
y no hay sueño, y no hay recuerdo, y foto tu correa, la sonrisa,
el niño que triste despediste bajo las sombras dobladas
del espigo y la sierra, del color que no muere más que de madrugada,
y la noche envejece junto a su cama, y piensas en su barril nocturno,
sus ahogos medianos, sus fetos amaestrados, y no hay lugar en la tierra:
Felicidad de cojines y desiertos, dualidades, aperturas, imposibles,
toda existencia a las horas, todas las horas al día, y el día se acaba:
El concierto de tu vida tiene precio, a la entrada dicen que es uno
y acaba siendo otro, y el público es de brea, algo de cabra, oro y mirra,
sin regalarse se ausentan al pico musical de lo sordo,
y oyen cómo se retiran las sombras de los que antes actuaban,
y bajo la guillotina de las estatuas ceden las cabezas, infinitas,
crecientes, persistentes como la yedra,
rojas como la tarde que se resiste al rebaje:
Y el desfile del domingo, o del lunes antes de ser día,
y te lamentas de no haber comprado el periódico
para ver si las fotos hacían algo más real la rutina:
Y no alcanza, con uno o dos tornados, con tres o cuatro acordes,
la inclinación hacia el pozo de los deseos, que se contrae y escupe
todas las monedas por un pedazo de amor:
Y salen ellos, y es hora de la siesta aunque tu cama se desangre de amor,
que caiga por una espiral de pelos y cruces
hacia donde siempre callan las luciérnagas,
porro de malta, fiera de Zanzíbar, rueda brújula, instante:
Ella está lejos y te callas, no vaya a ser que la despiertes,
el día fue duro cuidando a los niños,
la carta de la abuela decía que bajo los puentes de Londres
morían los poetas:
Vaya a saber lo que la tierra pisa si lo que la tierra traga
sigue o muere, es el instante, perra de luz, es la hoz y la vela,
es la frigidez de los músculos al encontrar tan graciosa belleza:
Vayamos acabando con la mentira, lector,
suficiente tiempo de inventarnos hemos tenido
bajo las luces de una ciudad muerta:
Vaya, sáquese los ojos, no vuelva a leerme:
De noche o por la mañana alguien le traerá una rotunda noticia,
contándole que doña Rita ha fallecido,

y que usted no existirá hasta la hora del desayuno. 

2.5.14

La cuna de los soles

He aquí la cuna de los rapsodas, los zares, los egregios:
Dioses y borrachos ante ellos se inclinan,
hay algo de Malasia, de Bulgaria, de España y Creta:
Hay de oros y cenizas y estalactita y manzanas,
hay de fronteras como arrugas en la cara de la tierra:
Aquí se doblegan todas las pieles, ante ellos,
los cabra, los seres humo, los bueyes de malta:
Son acunados en lo eterno sin el conocimiento,
son bañados de semen sin la experiencia,
son innecesarios más que para sí mismos,
y por ello el mundo los adora:
Quién osaría bajar la espada o rodar la hoz,
quién, si se los lastimaría, se los abriría
y podría verse su relleno de paja, de letras insecto:
Hay soles en esta mano, también, pero ellos mueren
luego del parto:
Un ser sin rostro debe ser intrascendente, debe ser de polvo,
pues no pertenece al súmmum de la existencia,
sino que se revela como impropiedad y otra vida
en el ignorar de los soles, sus tabernáculos,

conocimiento donde triste el desconocimiento se desconoce.

1.5.14

Asco de Buenos Aires (blues del pájaro)

Nena, como el borracho
al que el vino le derramó la cara
me derramo como densa leche, niebla entera,
entre las piernas de suburbios abandonados,
en los pelos de cuerdas rotas,
de saxos tapados con el pelo de la vejez:
Grita una bemol paralela, una negra rota,
giro los dedos como el tambor de un .44, martillo,
vuelo como el gato rojo sobre el metal furioso:
Nena, me vuelvo llanto,
como el día que hace luto y es la noche:
Vibraciones me recorre, hierven mi espina azul,
batallan mi asedio etílico, de agujas, del olvidado
en los callejones del tiempo:
Ciudad tóxica, que pende del borde del cigarrillo,
ciudad que se te cae de la boca, nena,
y está marcada no por tu rouge sino por la ausencia de tu boca,
camino bermejo, crujiente, rodado:
Pienso irme a la ruta, nena, cabalgar la serpiente de vapor y brea,
pero soy renuncia, y ruedo sobre un blues hasta mí:
Nena, no puedo estar ahí, donde tu sombra hace historia:
De dos no se hace uno, uno se destruye por dos:
Me regreso al vórtice de mi libertad ahumada,
porque mi realidad está totalmente fuera de mí, nena,
así sólo soy libre cuando no soy:
Como el pájaro es más libre dentro de la jaula,

porque la jaula de afuera es demasiado extensa, nena.

29.4.14

Imagine a una mujer golpeada


                                                                                     A las víctimas de violencia de género
Imagine, lector, a una mujer golpeada:
Derramada en el suelo como agua muerta,
el rostro duro bajo la agrietada máscara de sangre,
los labios inflados como moras frescas,
la lengua sopesando dientes derrotados,
los ojos como lunas vacuas bajo la noche de los párpados,
el cabello hirsuto y fútil como mala cosecha,
en el cuerpo los huesos sonando,
sonando como en una casa vieja:
Ahora que lo ha imaginado, lector, dígame:
¿Por qué ha golpeado a esta mujer?
Pues si este poema le ha parecido una barbarie,
rúmielo, lector querido,
pues el pensamiento es el primer puño

con el que lucha la víctima.

Cuatro y algo de la madrugada

¿Por qué me siento tan pálido
y de pronto, en un golpe de viento,
elevo la cabeza
para silenciar a los jardines?

¿Qué es lo que nos da tanta muerte
si los osarios se desdoblan
y los gallinazos caen
como lágrimas hacia el cielo?

¿Qué ocaso es este
que despierta tu belleza
y al iluminarte el sol
se levanta tu ausencia?

Son las cuatro, cuatro y algo de la madrugada
y la noche no existe.


25.4.14

Nosotros, irreal, sinsentido

Busco no ser en la palabra:
El hombre ha sabido, y sabe, que nada hay para decir,
que es mejor callar, y ha inventado la escritura:
Esguince en la roca, páramo de tinta:
Es mi existencia o su negación que la afirma:
Rotas carlancas de damas blancas y azules
se amontonan en el pensamiento:
Como el mosquito en el oído,
diciendo secretos que solo conoce la noche:
El universo es parido esta noche mil veces en los hospitales:
Lloran las agujas y las madres:
Todos los días la misma hora a la misma hora es el mismo día:
Y me escuece la tristeza y el tabaco,
y me trepan las arañas y las lágrimas,
invertidas de tanto dolor:
Estiro ahora la mano, la carne cruje, y soy
quien esto escribe
pero apenas para ser otro:
Quizás quien me lee,

leyéndome sin haber escrito esta página.